Advertencia: Aunque este articulo
habla sobre libros, no soy crítico literario ni lo quiero ser. Se trata
solamente de una apreciación.
Hace un par
de años, de casualidad haciendo zapping, encontré en HBO algo que me pareció
ser una película. Era claramente inglesa, transcurría en los años 80 y había algo
de temática LGTB. A mi juego me llamaron, todos los elementos para cautivarme.
Para cuando
terminaba me enteré que no era una película si no una miniserie, que se llamaba
The Line of Beauty y que estaba basada en un libro que venía de ganar todo tipo
de premios escrito por Alan Hollinghurst.
Inmediatamente
me puse en campaña para conseguir el resto de los episodios de la miniserie
(son tres) y el libro correspondiente. No me sorprendió demasiado que se
tratara de un mamotreto de 600 páginas, ya que la miniserie en si consistía en
3 episodios llenos de contenido. Pero si me sorprendió el modo en que estaba
escrita, con un cuidado por la palabra y la estructura que algunos detractores calificarían
como “preciosista”, pero que se ajusta además a uno de los temas del libro: si
bien es una novela que se podría calificar
como de “temática gay” (como si existiera tal cosa como género) o como política
(lo es: hablar de Inglaterra en los ochenta es hablar de thatcherismo, y tanto
la participación de ciertos personajes directamente en el gobierno de turno así
como los estragos del SIDA ante la indiferencia del sistema de salud hacen que
lo sea aun más), en realidad The Line of Beauty es una novela sobre la estética,
sobre el arte, sobre la apreciación y como a través de lo bello se puede
trascender mas allá de lo mundano.
Tiene
sentido entonces que la novela este escrita como lo que algunos peyorativamente
han llamado una “novela decimonónica”, ya que es el recurso que se ajusta también
a la trama.
Obviamente
que no es que Hollinghurst, profesor de literatura inglesa, especialista en
Firbank y Forster, haya escrito esta novela en ese estilo como parte de un
arsenal de herramientas más amplio: novela decimonónica es lo que hace, y muy
bien. Si están buscando otras innovaciones, mejor mirar por otro lado.
The Line of
Beauty es la historia de Nick Guest, un muchacho de clase media que se ve
involucrado con la familia Fedden, de clase alta y asociada al gobierno de
Margaret Thatcher. Al tiempo que esta relación le permite acceder a una vida
que le seria ajena, Nick también explora su sexualidad y el amor con un par de
muchachos de origen africano y libanes que ponen de manifiesto las realidades
de las minorías raciales, independientemente de sus posiciones económicas.
Impresionado
por la novela, me puse a investigar más sobre el autor, y tratar de conseguir
otras obras.
Me encontré
entonces con su primera novela, The swimming pool library, que es más clásica aun
que The line…, especialmente por ser parte de ese sub-género tan inglés de las
narraciones en colegios privados y las ambiguas relaciones que en ellos se
tejen. Impecablemente escrito también, el efecto no es tan fascinante como en
la otra.
Luego encontré
The folding star. Mucho menos ambiciosa que las otra dos, esta novela tiene una
trama más sencilla: como en una Muerte en Venecia contemporánea y ubicada en
Holanda, un profesor inglés se obsesiona con un alumno, pero a diferencia de
Thomas Mann, concreta el acercamiento. Las consecuencias son igualmente
desastrosas. Hay algo en este relato, con menos protagonistas y ubicado en un
pueblito perdido de Holanda que resulta fascinante y un poco claustrofóbico, un
no poder dejar de mirar algo que sabemos que va camino al desastre. Si The line
of Beauty me había despertado curiosidad por el autor, The folding star me hizo
fan.
Estaba
buscando como conseguir la novela que me faltaba, The Spell, cuando me enteré que había libro nuevo de Hollinghurst, The Stranger’s child. Aclamado como su
antecesor (The line of beauty salió en el 2004) y metiéndose con el tema que
conoce más de cerca: la crítica y biografía literaria, y las distorsiones a las
que están sujetas. The Stranger’s Child comienza con Cecil Valance, un poeta de
principios del siglo XX, que por merito propio o por estar en el lugar y
momento correctos, se transforma en “el poeta nacional” al llegar la primera
guerra. Valance se relaciona con la familia Sawle a través de una relación romántica
con su compañero de Oxford, George, y
tal vez también con su hermana Daphne. Siguiendo episodios ubicados en los años
20, a fines de los 60, en la transición de
los 70 y los ochenta y finalmente en el presente, Hollinghurst muestra la evolución
de las actitudes frente a la sexualidad en la literatura y en la biografía de
las figuras del pasado, a través de los familiares de Valance y sus biografistas.
Teñida de un sarcástico sentido del humor, y con el bagaje académico del autor,
que fue profesor en Oxford y el University College, The stranger’s child es
atractiva tanto para los que les interesa la literatura LGTB como el estudio de
las letras en general.
Si bien
tuve el gusto de disfrutar de todas estas novelas en su idioma original, un
googleo rápido me muestra que todas salvo la ultima, están editadas en España
por Anagrama: La biblioteca de la
piscina (The swimming pool library), La estrella de la guarda (The folding
star), El hechizo (chicas) (The spell) y La línea de la belleza (The line of
beauty). Hasta ahora no hay traducción de The stranger’s child.
No tengo
presente haberlos visto en Argentina, aunque Anagrama carísimo, pero suele
traer todo. También están disponibles en formatos electrónicos en ambos
idiomas, ya sea legal como ilegalmente.
Muy interesante, voy a buscarlos.
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