martes, 26 de agosto de 2014

Comentario: Masters of Sex 2x07 - Asterion

"You just don´t see it coming"

No es secreto que luego del pináculo de la temporada y tal vez de la serie que fue el episodio 3 de esta temporada, Fight, mi amor por Masters of Sex empezó a decaer. Nunca al punto que me dejara de gustar, pero lo cierto es que más y más terminaba cada episodio con una lista de deseos sobre como potencialmente no digamos mejorar, pero si perfeccionar la serie.
Bienvenidos al episodio 7, los guionistas leyeron mi lista de deseos y actuaron sobre cada uno de ellos. Tanto, que hasta me parece medio creepy (posta, el domingo tuve una conversación donde los listé y testigos que pueden acreditar que es cierto): necesario salto en el tiempo, apertura de la clínica Masters & Johnson, nacimiento del segundo hijo Masters, reinserción de Betty en las líneas argumentales principales mediante trabajo cerca de M&J, reivindicación de Libby, naturalización de la relación triangular Bill-Libby-Ginny.
No sólo se cumplieron estos deseos, sino que además se resolvieron con una maestría que no es que no le diera crédito a los creadores del programa, pero que realmente me sorprendió muy positivamente.
Hay algunas elecciones que tuvieron un impacto narrativo importantísimo: MoS no es ni el primero ni el último programa en hacer un salto temporal, pero en lugar de hacer un “3 años más tarde”, fueron haciéndolo de forma escalonada, con sólo un avance obvio y anunciado de cinco meses, y luego dejando que los cambios en el edificio donde funciona la clínica, los peinados de las protagonistas (y en el caso de Betty, su progreso profesional), la edad y nacimiento de los niños vayan avanzando la historia mas orgánicamente, y evitándonos la tediosa exposición sobre que sucedió en el tiempo “perdido”. También, un elemento clave que se pedía a los gritos: el regreso del estudio, que una vez más reafirmamos lo integral que es a la narración, y que adicionalmente, en una de las más agradables sorpresas, engancha con lo que finalmente será la salvación de Masters & Johnson: no el estudio en sí, sino el tratamiento de las disfunciones que el estudio pone en evidencia.
Y hablando de agradables sorpresas: el regreso de Essie, de una manera creíble, el regreso de Lester (aunque no de Jane, maldito Broadway), la reivindicación de Elliot, el botones, como mucho más inteligente de lo que se le daba crédito, la inesperada aparición de Bárbara (hola Betsy Brandt).
Por supuesto, esta sigue siendo la historia de Bill y Virginia, de sus idas y venidas, de la inaccesibilidad de él y la eterna búsqueda de ella, en ambos casos, que sólo tienen como respuesta a la integración del otro en su vida. Que lo queramos matar a Bill y aun así estemos dispuestos a seguir viendo el programa es un testamento al magnífico trabajo de los guionistas y de Michael Sheen, que nunca se queda en un “desagradable profesional”, siempre deja ver que hay… algo más detrás de su odioso comportamiento (y vaya que es odioso…).
Si esta fuera una serie de aire, la semana pasada hubiese sido el mid season finale y este un borrón y cuenta nueva. En este caso, es un muy esperado timonazo, probablemente planeado de entrada, y que habla muy, pero muy bien del manejo de los tiempos de Michelle Ashford y todo su equipo.

Algunas observaciones al paso:
  • El tema de los cigarrillos y los personajes femeninos bordea la genialidad con lo peligroso al ser usado como taquigrafía sobre la imagen de Bill sobre las mujeres como prostitutas.
  • Si bien me imaginaba un regreso “laboral” de Betty, nunca me imaginé que fuera como el cerebro financiero de la operación M&J, cosa que en restrospectiva tiene perfecto sentido. Mucho menos me la imaginaba complotada con Essie y Libby.
  • No funcionó tan bien a mi parecer la historia de Austin Langham, otro que aparece enganchado con alfileres de la historia principal. Si disfruté de su momento de justicia poética con su nueva chica Holly. El que se acuesta con niños…
  • Es terrible el momento de excusa de Bill para haber huido al final del episodio anterior al encontrarse con Shelly en casa de Virginia, pero los “novios intercambiables” de Ginny parecen hacer coincidir su punto de vista con el de los guionistas.
  • Si bien no tenía ninguna gana de recordarlo, fue interesante la vinculación entre el fetiche anal del Dr Greyhouse que ya habíamos presenciado y la disfunción de la pobre Barbara.
  • Pasado el estúpido conflicto con Coral, fue refrescante ver el regreso de Libby como una mujer inteligente y con agencia, aun cuando “el pago” por su sufrimiento haya sido otro hijo no querido por su marido.
  • Por favor, si siguen leyendo mi wish list: muestren las vacaciones juntos de los Masters con Virginia (que es dato histórico que sucedieron). Nos darían material como para un potencial “Soprano´s home movies”.
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lunes, 25 de agosto de 2014

Mujeres Honorables: Sobre los poderosos personajes femeninos en The Honourable Woman


Probablemente en estos días lean varios comentarios sobre la miniserie inglesa The Honourable Woman, y con razón: se trata de una de las propuestas no solo más originales, sino además más INESPERADAS de la temporada. Por fuera de los radares de todos, esta producción de la BBC, que debido a lo delicado y actual de su trama política (el conflicto israelí-palestino esta al centro de la cuestión) en Estados Unidos es emitida por el Sundance Channel en lugar de la filial propia de la BBC, apareció de la nada y ya se perfila como de las mejores mini series del año, en el que, discutiblemente, ha sido el mejor año para miniseries en mucho tiempo (Fargo, True Detective).
Más allá de la calidad de factura, en un increíble tour de force de Hugo Blick como guionista, director y productor de los ocho episodios, quiero detenerme sobre la calidad, cantidad y variedad de los personajes femeninos de la serie, algo completamente inusual para la TV o el cine, especialmente en cuanto se sale de los confines de la comedia (a la Orange is the new Black) o el culebrón del estilo Shonda Rhimes (Greys, Scandal). En esta historia, que combina intriga política, espionaje, policial y drama humano en distintas proporciones, las que llevan la acción, las que mueven la historia, las que manejan la agenda desde el  mundo del dinero hasta la de las Naciones Unidas, son mujeres.
Mujeres variadas, no estereotipadas, de múltiples capas; de creencias firmes, a veces encontradas; de morales propias que nadie puede juzgar de “dudosas” por lo fieles que son a sus convicciones. Mujeres capaces de sacrificar todo cuando resulta necesario, pero también de “armas tomar” (literal y metafóricamente) cuando la situación la requiere.  Mujeres que fueron abusadas de todas las maneras imaginables y que sin embargo se niegan a caer en el lugar de víctimas. Mujeres que tienen todo el poder que traen el dinero, la clase, la posición gubernamental, o absolutamente ninguno, como el ser una mujer sola en un territorio árabe. Mujeres con secretos, guardados por vergüenza, por manipulación, por conveniencia política, por agenda oculta, y la convicción de mantenerlos como tales sin contemplar el precio a pagar.
Y tampoco son mujeres unidimensionalmente heroicas o vistas a través de un cristal que muestra todo color de rosa: son capaces de ofrecer un puesto de poder a cambio de sexo, de matar a sangre fría o de armar un complot internacional que puede traer aparejada de igual modo a la paz mundial o la tercera guerra mundial. Pero nunca son simplemente “la villana” o “la manipuladora”.
Son Nessa Stein, heredera, empresaria, artífice de paz; escondedora de secretos, calentona - a veces a su pesar-; siempre determinada, y ostensiblemente, la mujer honorable del título. Y Atika, amiga, madre, amante, mujer arábica entre judíos, compleja como pocas y con capa tras capa de motivaciones en conflicto. Son Dame Julia Walsh, jefa de los servicios británicos, capaz de arrancarle los huevos a un general norteamericano con tres frases, y verse como sex appeal sobre dos piernas al mismo tiempo. Y Monica Chatwin, con su agenda propia, lealtades inescrutables y entusiasta del running.  Son Rachel Stein, encasillada como madre y esposa pero que ve todo y calla, y cuando es necesario, actúa.  Y Anjelica Hayden-Hoyle, mujer engañada y estalkeada que elige el camino más sutil hacia la retribución. Y Frances, mano derecha y consultora de otra mujer. Y hasta la enfermera Dalloway, que no por forzada a una situación extrema deja de ser efectiva.
Son también Maggie Gyllenhaal, Lubna Azabal, Janet McTeer, Eve Best, Katherine Parkinson, Lindsay Duncan, Genevieve O’Reilly  y Suzann McLean, actrices de diversas nacionalidades, etnias, edades, carreras, enormes todas, que puedo imaginarme saboreando ese magnífico guion y la oportunidad de encarnar a estos personajes, que tenemos que rescatar justamente por lo únicos que resultan en el panorama de la ficción actual.  

No dejen de ver The Honourable Woman, no hace falta ser feminista para disfrutarla, pero seguro que se agrega una capa adicional al disfrute si se la puede leer en esa clave. 

martes, 19 de agosto de 2014

Comentario: Masters of Sex 2x06 - Blackbird

“We don’t kiss”

Pasaron tantas cosas en este casi “mid season finale” de Masters of Sex, que necesito antes de ir al comentario del episodio en si, tomar un desvío, si me lo permiten.
Verán, cuando se habla de la “gran novela norteamericana” se intenta referir a aquella que dentro de un contexto de historia de personajes (generalmente familiar y multi generacional) toca los “grandes temas”: sexo, raza, enfermedad, historia, en tiempos más recientes, género. Mucho se ha escrito sobre si la Gran Novela en realidad no ha sido reemplazada en el siglo XXI por la Gran Serie, y se apunta a Sopranos o The Wire como los ejemplos de cuál sería el vehículo actual para tal historia.
Traigo esto a colación porque creo entender que Masters of Sex, de manera ambiciosa, pero finalmente, fallida está intentando colocarse en el panteón de la Gran Novela, y sencillamente, no le da el cuero. Y cuidado, que esto de ningún modo descalifica todo lo bueno que hace la serie, pero preferiría que se focalizara en aquellas cosas que hace bien, en lugar de intentar abarcar tanto, no siempre del mejor modo. 
Veamos que funciona y que no del episodio, y vamos a ver donde un cuento corto o la antología, o hasta el folletín, serían mejores vehículos que la Gran Novela. Es más, es posible que la historia real de Masters y Johnson sea la Gran Novela, pero de ninguna manera lo es la biografía que inspiró la serie, ni la serie en sí. 
En las historias personales, de genuina amistad entre mujeres como la de Virginia y Lilian o verdadero amor entre mujeres, como el de Betty y Helen, o en la reformulación de la relación entre Bill y Virginia de algo que pretende ser clínico a algo que es Real esta lo mejor de la serie. Cuando se intenta “explicar” el conflicto racial, hacer torpes paralelismos entre los obstáculos de Bill y los de un grupo racial oprimido completo, empezamos a hacer agua. Y no me hagan hablar de toda la historia completa de Libby, Coral y su hermano, insostenible desde dónde se la mire. Si en el mejor de los casos era una manera de atar los “grandes temas” con el de la enfermedad mental, mejor quedémonos con la historia del cáncer, que logró tocar todas las cuerdas correctas, desde las observaciones sobre la deshumanización de la medicina, a las expectativas de los que rodean al enfermo, a la realidad de saber que no hay cura ni progreso posible. Pero Libby saliendo en auto a los barrios bajos (con su bebé a cuestas!) para probar vaya a saber que punto poco claro, es sencillamente ridículo. 
Es un facilismo en el que yo mismo he caído varias veces el trazar paralelos entre Masters of Sex y Mad Men, pero es imposible no hacerlo, y reconocer que la principal fortaleza de Weiner y su equipo está en lo que no se cuenta, en lo no obvio, y que Masters of Sex, por inseguridad o sencillamente por capacidades diferentes, nos martilla en la cabeza para recalcarnos una y otra vez, en forma de analogías de colegio secundario, metáforas pobremente ejecutadas y paralelismos forzados. Vean la escena inicial de Bill y Ginny en la cama y Lilian en la mesa de rayos, o el “observar por la ventana” en el estudio o por parte de Libby en la ventana para entender de que hablo.
Y vuelvo una vez más: me encanta Masters of Sex, me parece un producto de gran calidad, me entretiene, quiero seguir viéndola, que sea renovada, que gane premios... pero no quiero que intente ser lo que no puede ser o lo que no puede sostener.
Aquí cerraron o casi las historias de Betty, Lilian de Paul, la locura de Libby, y supongo que el paso que sigue es la apertura de la clínica Masters y Johnson que tiene que ser central a la trama de aquí al fin de la serie. Gran oportunidad de volver a lo que hacen mejor, y dejar de lado lo que claramente no está funcionando.

Algunas observaciones al paso:
  • Vamos a extrañar a Julianne Nicholson y su doctora DePaul. Gran personaje, gran arco narrativo, grandes observaciones sobre la enfermedad, la relación de los enfermos y los que los rodean con la enfermedad, los médicos, y tantas otras cosas.
  • Calculo que vamos a tener un pequeño cierre adicional para el personaje de Greg Grunberg, siempre brillante en lo que haga. Pero Betty es parte del elenco fijo y el no, ya podemos intuir en que dirección vamos.
  • De todos los temas forzados que mencionaba más arriba, creo que el que mejor funciona es el de los besos y sus significados, ya sea para Betty-Helen, Virginia-Lilian y por supuesto, Virginia-Bill.
  • Si bien entiendo para que forzaron la historia de Bill, me parece que dejaron al personaje muy mal parado.
  • Y hablando de personajes mal parados, como se remonta a Libby luego de este choque de trenes que fue su historia de los últimos episodios?
  • Varias observaciones interesantes sobre género y cómo no necesariamente va atado al sexo en Betty proponiendo a Helen que sea su amante, Helen proponiendo matrimonio a Al, y los estereotipos de “fuerza” y “empuje” y como se atan a las capacidades de Ginny y Lilian.
  • Buen detalle de atar el final del episodio al final de la temporada pasada. Ahora, listo, por favor, a empezar de nuevo. 

martes, 12 de agosto de 2014

Comentario: Masters of Sex 2x05 - Giants

“It’s because you’re taking notes”
Interesante y de calidad como me está resultando esta segunda temporada, me pasaba que algo me estaba faltando, pero no terminaba de ubicar exactamente qué era. Y algo en este episodio y lo que trajo, me ayudó a identificarlo: Para se un programa que se llama Masters of Sex, que trata sobre un estudio sexual, que en la primer temporada fue tan honesto y gráfico sobre la sexualidad, lo que faltaba en esta temporada era sexo. Y no me refiero a “escenas de sexo” (aunque de esas también hubo), sino a la conversación, explícita o implícita sobre sexo, sobre lo que significa, y claro, como se entrecruza con las relaciones de poder. Me encantaría tener herramientas foucaultianas para meterme, pero antes que tocar (mal) de oído, prefiero ser un poco más superficial pero honesto. 
Hay una relación que es troncal al programa, y esa es la de Bill y Ginny. Es la relación más compleja por todo lo que tiene en juego: es sexual, es profesional, es desigual en cuanto a poder en el mundo real, es sentimental aunque ninguno de los protagonistas lo quiera asumir, y aunque intenten con más o menor éxito disimularlo, Bill es el que tiene la jugada ganadora. Claro que el encanto de Virginia Johnson es que lejos de ser indefensa está, y como si se trata de juegos de poder, por lo menos entre las cuatro paredes de una habitación de hotel, sabe como manejarlo (claro que también muestra la gran debilidad al dejar caer su jugada ante la menor señal de Bill, pero eso es otro tema). Virginia intenta ejercer el poder como puede, desde controlando una situación sexual (de las más gráficas en el sentido de que muestra: ¿es esta la primera muestra de cunnilingus así de gráfica en el programa? Creo que si), hasta reclamando claridad en las dudosas condiciones de contratación que le propone Bill, y finalmente recibe el reconocimiento por el elemento humano y social que aporta al estudio desde su posición de “lego”. 
Claro que si hablamos de Bill, tenemos que hablar de Libby, quien carece de poder de ningún tipo, y que aun cuando intenta tomarlo se queda con las manos vacías. Claro que su intento de tomar poder algún lado que no sea su marido choca de frente con el mundo real y sus propias dinámicas de poder (en este caso, raciales) y su propia inhabilidad para articularla(s). Me sigue decepcionando como se está pintando el personaje de Libby esta temporada, me parece que hay más para hacer, y si volvemos a la “vida real” de los Masters y los Johnson, hay algo sobre la dinámica Libby-Virginia y su complicidad que no nos están mostrando (salvo en el cold opening, un poco más sobre esto en las Observaciones más abajo).
También tenemos a alguien que viene peleando por el poder y lo está perdiendo por cuestiones fuera de su control: Lilian DePaul. Si esto sirve para enmendar la relación con Virginia, bienvenido. Lamentablemente es demasiado tarde para Lilian.
Y finalmente tenemos a alguien a quien el poder le es completamente elusivo: Betty Moretti. Betty es víctima de sus decisiones, sacrificando el poder por una vida tranquila, y quedando en una precaria situación con su marido (que valga aclarar, tiene el poder, aunque no lo ejerce coercitivamente sobre su esposa) y ahora con su ex amante. Es un detalle que muchos de nosotros habíamos olvidado, pero Betty se había identificado inicialmente en el programa como lesbiana y en una relación con una chica llamada Helen. Bueno, la reaparición de Helen viene a socavar aun más la posición de poder de Betty. Me gustaría saber a donde conduce toda la trama de los Moretti, que interesante como es, apenas se entrecruza con la historia principal, aun menos que la historia de los Scully la temporada pasada.
Si ven el largo de este comentario, verán que hay mucho de lo que hablar, aun sin meternos en el tema racial subyacente tanto en la situación hospitalaria como la de Libby, el destino del estudio y quién y cómo parece estar saboteándolo, la vida sentimental de Coral, y otras cosas. Tal vez demasiado, un episodio interesante pero un poco atiborrado. Lo aprecio de todos modos, me parece que avanza la historia de modos que venía esperando.

Algunas observaciones al paso:
  • Es dato biográfico que tanto Libby como Virginia hicieron de niñeras de los hijos de la otra. Aquí cumple una función expositiva nada más, pero es un lindo toque que haya sido incluido.
  • Parece que en este programa todos tienen sexo de algún modo satisfactorio menos Libby.
  • Brillante casting de Sara Silverman como Helen, tocando la cuerda justa de emoción, humor, manipulación y otras complejidades que la parte requieren.
  • Silverman además tiene un styling que remite a la Lois Lane de los años 50 que es perfección.
  • Lizzy Caplan sigue coleccionando potenciales Emmy Reels: la escena del hotel y las transiciones de su estad de ánimo son brillantes. 
  • Annaleigh Ashford, que tiene mucha experiencia haciendo teatro musical en Broadway la rompe con su improvisada versión de You’re the top de Cole Porter

martes, 5 de agosto de 2014

Comentario: Masters of Sex 2x04 - Dirty Jobs

“That’s my secret... what’s yours?”

¿Cómo se hace para seguir lo que, discutiblemente, es el mejor episodio de una serie? En las series de aire, que tienen 22 semanas para rellenar y generalmente se los reservan para la temporada de “sweeps”, es con un episodio flojo o de relleno. Pero las series de canal premium, con pocas semanas para desarrollar la historia, no se pueden dar ese lujo. Las opciones son business as usual, o intentar mantener la inercia que un episodio que seguramente tuvo mucha prensa les trae, y hace un 1-2 punch (yo por ejemplo me cuelgo de las tetas de las metáforas boxísticas de la semana pasada). Un buen ejemplo de esto, también remitiendo a la semana anterior, es Mad Men, que continuó The Suitcase con The Summer Man, el debut del “nuevo Don” que finalmente llevaría al final de temporada, Megan y tantas otras cosas. 
Entonces, ¿Cómo hace Masters of Sex para seguir Fight? Bueno, en realidad, no lo hacen. Ojo, este no es un mal episodio, pero en lugar del episodio 4, continuación del futuro clásico Fight, este parece el episodio 3, continuando y expandiendo en las líneas del episodio 2, como si Fight hubiese sido una interrupción en la narrativa. Realmente, siento que no funciona del todo y creo que la serie se hubiese beneficiado por saltear el bottle episode, que finalmente sólo sera el Emmy reel para todos los involucrados.
De hecho, la única secuela temática con la semana anterior es que Bill tiene un cross de derecha poderoso, y gracias a haber visto ese episodio, ahora sabemos por qué.
Pero bueno, hagamos de cuenta que pasamos del dos al cuatro y a otra cosa. 
Justamente fue durante Kyrie Eleison que parecieron haber ciertos argumentos que oportunamente llamé de “Girl Power” y aquí tenemos cómo a causa de quiebres en la confianza, ese mismo poder se desarma: Ginny elige no confiar en Lillian y esto sella el destino de ambas, Ginny de vuelta al lado de Bill, y Lillian como una “nota al pie” de la historia del doctor Papanicolau y el estudio que lleva su nombre. Y Libby, quien podría merecer un “pobre Libby” al estilo de The Americans, en su lugar canaliza a su Betty Draper interna  y se mete en una disputa innecesaria con Coral que parece un argumento reciclado de Betty y Carla. Espero que el nuevo trabajo en el hospital “para negros” de Bill enganche de algún modo con esta historia.
Hablando de confianza rota, la historia que se lleva las palmas este episodio es la del doble sinceramiento de Betty y el señor Moretti, rey de los pretzels. Que Moretti haya sabido desde el principio sobre la “carrera” de Betty fue increíblemente dulce...e increíblemente triste si la relación se termina quebrando debido a la otra mentira de Betty, mucho más imperdonable a sus ojos. 
No soy del tipo de televidente que quiere “apurar” a una serie lenta, pero realmente está haciendo falta que en MoS “pase algo” si quieren mantener el nivel de los primeros 3 episodios. Hay una vuelta de tuerca que yo esperaba esta semana y no vino, veremos si es en la próxima y es el coletazo que la serie pide a los gritos para mantenernos “arriba”.

Algunas observaciones al paso:
  • ¿Hasta que punto esto es la continuación del episodio 2? Al final de la transmisión del e02 pasaron el avance de este episodio y no del de la semana pasada. 
  • ¿Ya está? La contratamos a Betsy Brandt para que apareciera dos episodios e hiciera ESTO? Muy triste.
  • Hablando de triste, las lagunas de memoria de Lillian dePaul y su traición/traicionada fueron realmente dolorosas de ver. Realmente me tomó tiempo tomarle cariño, pero es un personaje de maravillosas 3 dimensiones.
  • No puedo decir lo mismo del desagradable Dr Greyhouse, a quien espero no tener que volver a ver. 
  • Simpático cómo Bill uso su propia incomodidad con Barton Scully y un poco de Gay Panic para tratar de distraerlo. 
  • El look de Ginny en la “secuencia del sueño” al comienzo es el look profesional con el que Virginia Johnson se hizo famosa. Buen detalle. 
  • Austin Langhan está mirando The Honeymooners cuando pesca a Bill y Ginny en el hotel, que sirve de comentario tanto para estos dos como para sus propios problemas maritales.