martes, 30 de septiembre de 2014

Comentario: Masters of Sex 2x12 - The revolution will not be televised

“Intercourse is off the table.”

Basta de defender lo indefendible” dice la dulce, inteligente Libby Masters en un momento de auto-percepción en el episodio (uno de los varios que tiene, en realidad), y creo que llegó la hora que hagamos lo mismo como televidentes y a veces críticos del programa. Si, es cierto, Masters of Sex es televisión de calidad, y también es cierto que tuvo una brillante temporada 1. También es innegable que ha tenido momentos de brillantez absoluta esta temporada (miren nada más los comentarios a lo largo de estas 12 semanas), pero en total, al final, nos quedamos con gusto a poco, con una notoria falta de dirección. ¿Cuál fue el objetivo de esta temporada? ¿Mostrar qué? ¿Llegar a dónde? Avanzamos varios años, tenemos la clínica Masters & Johnson, pero ni atisbos de llegar al famoso método (sólo en el minuto final, con Virginia, finalmente, en el guardapolvo que siempre se mereció), ni de su ingreso a la pop culture (por una artimaña de Bill, a quien se insiste en transformar en uno de esos “hombre difíciles” sin pensar si este es ese tipo de programa, o no) y claro, la historia nos indica que aun estamos a CINCO AÑOS de la publicación de Human Sexual Response. Eso es pobre, paupérrima narración, poblada de clichés e historias innecesarias o incompletas como las de Betty, Austin, Flo y claro, la de Libby, que parece diseñada nada más para darle algo que hacer a la pobre Caitlin Fitzgerald. Lo peor es que, Libby demuestra, en una línea de diálogo, ser mucho más inteligente y perceptiva que lo que los guionistas le permitieron en 12 horas de televisión. Y también, las apariciones, casi cameos de Ethan y Barton Scully nos muestran lo que podría haber sido un programa mejor.
Y para peor, en este final de temporada, torpemente narrado alrededor de la asunción de Kennedy a la presidencia (y de nuevo, si no quieren las comparaciones con Mad Men ¡dejen de usar los mismos recursos!), introduce de la nada el conflicto por la tenencia de los hijos de Virginia, lo resuelve demasiado rápido y desinfla cualquier tipo de impacto real que la sucia maniobra de Bill fuera de cámara podría haber tenido.
Y esta decepción acumulada también hace que no apreciemos todo lo que el episodio hace más que bien: toda la secuencia inicial de Bill y Virginia en el hotel a través de las semanas, haciendo un call back, pero no evidente, a uno de los mejores momentos de la serie, Fight; las observaciones sobre la censura y los tabúes sobre el sexo en general; la ilustración de estos mismos en la tierna y real historia de Lester y Bárbara (aunque, con un subtexto casi peligroso: piénsenlo, la única pareja más o menos feliz y equilibrada es la que tiene una relación prácticamente platónica); la charla de amigas de Libby y Ginny y su posterior resignificación cuando nos enteramos que sí, efectivamente, hace años que sabe que pasa a sus espaldas.
Concluyendo, no fue un mal episodio (más sobre lo que me gustó en las observaciones), pero fue un mal final de temporada, a una temporada que en el mejor de los casos, fue altamente despareja. Esperamos más de Masters of Sex, mucho más.

Algunos comentarios al paso:
  • Como el resto de los mejores episodios de la temporada, este está dirigido por Michael Apted, que muestra maestría en la secuencia del hotel mencionada más arriba, y especialmente en el encuadre de Virginia teniendo su quiebre vista a través de la ventana de la sala de examinación.
  • Dicho esto, la secuencia onírica fue HORRIBLE e innecesaria, salvo por verla a Lizzy Caplan en drag de Jackie.
  • Nunca habíamos visto a Libby desnuda, y aplaudo ese momento de honestidad, que no resulta "fan service" sino que demuestra como claramente Libby está EN OTRO LUGAR de su evolución
  • No suelo hablar en general de la maravillosa música original de Michael Penn, utilizada mejor que nunca en la escena del hotel y en el momento de Barbara y Lester.
  • Así como las referencias político-temporales (JFK, MLK) son innecesarias, las cinematográficas funcionan de maravilla, tanto para ilustrar la relación como para caracterizar a Lester. Son el clásico de Doris Day y Rock Hudson Pillow Talk y L'Avventura de Antonioni.



martes, 23 de septiembre de 2014

Comentario: Masters of Sex 2x11 - One for the money, two for the show

The woman behind the woman behind the man.


El efecto “puesta en abismo” es ese que habrán visto más de una vez en la tapa de una revista, donde la imagen se repite dentro de la imagen hasta el infinito. En la películas y las series se usa para definir el recurso de “película dentro de la película”, y si bien en este episodio de Masters of Sex tenemos “televisión dentro de la televisión”, creo que la puesta en abismo va a un más allá: recordemos que hubo hechos reales que fueron puestos en un libro que fueron llevados a la televisión, que incluyen a personas reales que fueron llevadas a la televisión que ahora son recreadas en un programa de televisión como siendo llevados a la televisión. ¿Se perdieron? Bien, porque creo que en parte también se perdió Masters of Sex, no dentro de este episodio, sino en general, por esta puesta en abismo.
Ejemplo de puesta en abismo
La pregunta del fondo del episodio es que es real, que es representación, y cuantas veces, especialmente cuando se trata de buena televisión o de buen sexo, la representación puede ser mejor que la realidad… o el artificio mostrar mejor la realidad que el ojo desnudo. Hay algo en esa imagen en blanco y negro de Bill y Ginny  tras una mesa que, cambio de peinados o corbatas al margen, y capas y capas de maquillaje no pueden tapar: hay una química única entre ellos, que hizo funcionar el estudio, los va a transformar en estrellas, y los hace tan compatibles en su vida privada (sexual). El que no ve eso, es ciego. O está cegado por el cinema verité, como Lester, una vez más el centro moral del programa, o Bill insistiendo que él no es un vendedor. No hace falta un mercenario como Shep para hacer notar que todos estamos vendiendo algo, y lo mejor que lo hagamos, los mejores resultados que vamos a obtener.
Claro que inteligente como es la idea, la ejecución no llega hasta donde están las intenciones (abismo nuevamente con los actores contratados para hacer de pacientes que aun no existen pero que traerán nuevos pacientes): sí hay un momento único, tan bien reflejado en la foto que ilustra este artículo cuando la que finalmente VE es Libby. Su marido y su amiga tienen algo que ella nunca va a tener, y EE.UU a pleno está a punto de descubrirlo en la pantalla chica. Hubiese preferido que la liberación de Libby luego de este momento de insight llegara de un modo más sutil que la concreción del la tensión con Robert, que la analogía de la liberación que trajo el Black Power fuera suficiente para despertarla de su estupor (porque además, aquí nos vamos un poco del infinito y me pregunto que pensarán los herederos Masters de ver a su madre en esta situación, difícilmente documentada al grado que la de papá Masters lo está).
Como en un mal episodio de Mad Men, todos tienen en este juego de espejos un momento de auto revelación, desde Flo y Austin hasta Ginny misma con respecto a la relación con sus hijos, pero lo importante es lo que finalmente pasa en el triángulo principal de protagonistas, cuyas relaciones espero completamente reformuladas para el final del episodio que viene de final de temporada.

Algunos comentarios al paso:
  • Claro que si esas definiciones vienen de la mano del abogado deus ex machina que instaló convenientemente sus oficinas (junto con CORE, y supongo que una fábrica de martillos para darnos por la cabeza) en el complejo de M&J, prefiero que no.
  • MoS no tiene las pretensiones históricas de Mad Men, por lo que las menciones a Clark Gable, Kennedy vs. Nixon y MLK quedaron completamente forzadas.
  • Buenas observaciones todas sobre la censura televisiva de la época, y que ponen aun más en evidencia el carácter revolucionario del trabajo de Masters y Johnson.
  • Si pasaron 3 años… ¿por qué los hijos de Ginny tienen la misma edad? Bad, bad Masters of Sex.
  • Hay una pregunta subyacente más en el episodio que me resultó interesante, sobre qué es atractivo y quién encuentra atractivo a qué. En eso banco fuerte a la (de otro modo) innecesaria historia de Austin y Flo.
  • Interesante los juegos con el tema de las apariencias y el maquillaje, y otra muestra más de que adelantado como  está a la época, Bill sigue siendo un neardenthal cuando se trata de cosas como “usar maquillaje no es de hombres” (aunque si de hombres golpeados y humillados, parece)

martes, 16 de septiembre de 2014

Comentario: Masters of Sex 2x10 - Below the Belt

Everyone has their own version of everything that’s ever happened

Supongo que esta temporada de Masters of Sex va a requerir un análisis in toto al final dentro de un par de semanas, para ver cual es el veredicto final. Porque realmente, hasta ahora, es todo un cruce de sensaciones encontradas: como ya hemos visto, ha sido una temporada de episodios descollantes, mientras que por otro lado, también decepcionó en conjunto hasta el brillante Asterion. El problema es, la segunda parte de la temporada está teniendo sus propios problemas, y excelente como fue el episodiode la semana pasada, el conjunto está haciendo agua. Como en los primeros 5 episodios, el sentimiento es que el ritmo (no se me ocurre mejor correlato para el ingles “pacing”, corríjanme en los comentarios) no termina de estar logrado, que la historia se está demorando demasiado (¿exactamente hace cuanto tiempo que Frank y Pauline están de visita?), y que varias cosas que están a punto de suceder, no terminan de suceder y rápidamente otra las reemplaza: cuando todo parecía que el tema de encontrar soluciones a las disfunciones, que es central como pocos a la trama, era la próxima gran cosa, aparece el agente de relaciones públicas para explorar la veta “televisiva” de M&J. No me malentiendan, la carrera de M&J se sostuvo en tres patas (el estudio, que salvo por la indignación de Bill, parece, como dice la infame cita al pié, abandonado), la cura de las disfunciones, y Bill y Virginia como los sexólogos pop. Pero pareciera que todo se va presentando, y no se termina de resolver.
Y ojo, este episodio me pareció excelente, pero en el conjunto, me parece que es donde aparecen las fallas. Hagamos un poco de análisis en el vacío para ver por donde se encaminan las cosas que funcionan: Virginia “blanqueando” la situación con el analista, y el modo de éste de encausarla a hablar de sus propios temas, está tocado con maestría, y las dos historias paralelas que lo tienen a Bill como centro, tanto la de su impotencia como la del conflicto con su hermano, siguen avanzando (con un trabajo brillante de Michael Sheen, sin ningún miedo de resultar terriblemente antipático). Hasta las super discutibles historias de Langham y Libby, que realmente me parecen innecesarias, siguen un curso coherente (en el caso de Flo y Austin, ofreciendo un poco de muy necesario alivio por el lado de la comedia). Y el acercamiento de Barbara y Lester es de una increíble ternura. Pero lo cierto es que varios de estos temas parecen tocados casi en tiempo real, y nos hace preguntarnos como es que en 5 episodios pasaron 3 meses, luego en uno varios años, y ahora hace semanas que estamos desarrollando, ¿cuanto? ¿un mes en total?.
No me malentiendan: me encanta el programa, me parece una excelente temporada, y este episodio tiene mucho a su favor, pero el resultado total es más flojo que la suma de sus partes. Quedan dos semanas, veamos hacia dónde nos llevan.

Algunas observaciones al paso:
  • Mucho juego con el “Below the belt” del título: por supuesto refiere a lo que pasa “debajo de la cintura” de Bill, Lester, Barbara y hasta Austin, pero también es el término boxístico para el golpe bajo, y el enfrentamiento de los hermanos Masters remite justamente a eso.
  • Como mencionaba la semana pasada, me parece muy interesante el modo en que se están encarando los temas psi, pero dicho esto, me sorprende como el mismo programa puede mostrar tan bien lo que sucede en la terapia de Virginia y caer en el reduccionismo de “los padres Masters eran/son alcohólicos, entonces sus hijos lo son”
  • Dicho esto, también es bastante común que un AA le diagnostique adicciones a todos los que lo rodean…
  • Apruebo completamente del acercamiento de Lester y Barbara, y espero que esto termine en romance, disfuncional como es.
  • Nuevamente la criminalmente sub utilizada Betty es la Most Valuable Player del programa.
  • Adam Arkin, que hace del agente de relaciones públicas Shep Talley es además un brillante director de TV, y quien dirigió este episodio. Es de esa gente que hace mejor todo en lo que aparece (desde Chicago Hope a The West Wing).



martes, 9 de septiembre de 2014

Comentario: Masters of Sex 2x09 - The Story of my Life

“It´s not a bonus…it’s an opportunity!”

Es fácil, en el contexto argentino, donde el psicoanálisis y las psicoterapias en general son moneda corriente, discutidas hasta el cansancio en público, privado, la ficción y los diarios (no es secreto cuál es mi profesión, tampoco), dar por sentada la discusión de las cosas psi, o tener personajes que llegan a través de su propio análisis, o a veces el de otra persona, a conclusiones, a momentos “aha!” que cambian su destino.
Este no es el caso de los Estados Unidos en general, mucho menos a principios de los años 60. Hasta ese momento, probablemente la única discusión honesta sobre el psicoanálisis había sido el clásico de Hitchcock “Spellbound”, que aquí en Argentina se estrenó con el nombre tan reflejado en el de este episodio “Cuéntame tu vida”. En este episodio, tal vez no tan obviamente bombástico como Fight o Asterion, pero a mi entender de calidad similar o hasta superior, todos los personajes se ven obligados a recurrir, de manera directa o indirecta a alguna forma psi de afrontar sus problemas, ya sea la “terapia por testaferro” de Barbara y por elevación Virginia, la reunión de Alcohólicos Anónimos de Frank y por añadidura Bill, la charla de mujer a mujer entre Libby y Pauline. Estas a su vez llevan a las necesarias y reveladoras charlas entre Libby y Ginny, y Ginny y Bill que los hacen, finalmente, reflexionar sobre lo que vienen haciendo, en tiempos de la serie, dese hace años.
Claro que todo esto, además de servir como motor de la trama de la serie, y permitir leer las motivaciones de los personajes y verlos crecer antes nuestros ojos, sirve también para indirectamente mostrar como Masters y Johnson llegaron a su “método” para el tratamiento de las disfunciones, y como la relación de confianza entre las parejas pasó a ser un elemento clave. Claro que no hay registro de que todo haya comenzado con la propia impotencia de Bill, pero tiene perfecto sentido dentro de la trama de la serie, como también la aproximación puramente médica de Bill y puramente …llamémosla “psi” de Virginia, y lo que ambos aprenderían de la importancia de combinar ambas en un solo tratamiento.
El episodio además elige enmarcar a todo esto en la serie de mentiras que todos los personajes se dicen a si mismos o les dicen a los demás, y finalmente, en una lectura correcta de cómo funcionan los mecanismos, como estas ocultan sus propias verdades, resultan efectivas a pesar de no tener más que “realidad psíquica” y como, contrariamente a lo que los legos pueden creer, es imposible “mentirle al analista”, porque no se trata de lo fáctico sino de lo que se pone en juego: las mentiras de Libby no se sostendrían en la corte, del modo que las de Ginny no se sostienen en terapia, pero el analista no está para emitir veredicto, sino para leer entre las líneas (algo que Virginia espero que adquiera con los años, porque no se si otra Barbara soportaría lo que no se me ocurre otro modo de definir mas que como mala praxis).
Releyéndome, me cuesta distinguir si disfruté tanto del episodio  por su calidad general o por lo caro que el tema me resulta en lo personal, pero analizando (chiste no intencional) en retrospectiva, hay suficientes aciertos de guion, actuación y dirección (vean los comentarios más abajo) como para calificar a esta como una de las mejores horas de la serie que hemos visto este año.

Algunas observaciones al paso:
  • Siempre miro con cierta desconfianza a MoS buscando anacronismos, sabiendo que la producción no tiene el nivel de detalle de Mad Men, y me alegro de haber descubierto que AA empezó en los años 30, que Spellbound se estrenó en el 45 y así. Dicho esto, la lectura de Pauline sobre los síntomas de Frank (y en la cabeza de Libby, los de Bill) apuntan a la bipolaridad, que estaba a décadas de ser conceptualizada de este modo.
  • Lo mismo, creo, el cigarrillo con filtro que está fumando Libby, para el caso (soy insoportable, lo sé).
  • Betsy Brand, andá preparando tu discurso de aceptación, porque el Emmy a la actriz invitada el año que viene es tuyo, y este es el episodio que vas a enviar a la academia para que te evalúen.
  • Si bien MoS tiende a hacer algunas cosas un tanto obvias o “graciosas” a nivel dirección como para resultar “gran dirección” (por ejemplo enganchar la sesión de Lester con los aplausos de la reunión de AA), hay detalles que son sumamente brillantes, como el encuadre del diálogo entre Bill y Frank en la oficina, donde entre ambos como marco están las botellas. Somos lo mismo, se dicen entre ellos, solo hay unas botellas entre nosotros.
  • El tema de los “surrogados sexuales” como forma terapéutica fue uno que llevó a la clínica M&J al escándalo, es bueno ver donde están sus comienzos.
  • Hablando de surrogados, la actriz Erin Cummings, que hace de Kitty, la prostituta, parece estar encasillada en el rol de “60’s Hooker¨, ya que varios la recordarán como Candace, la prostituta que contrata Don Draper en la temporada 4 para que lo abofetee. Otra gente hace de médico, que se yo…
  • Muy breve la aparición de Betty este episodio, pero siempre es bueno como su “saber” es clave para la clínica.
  • La historia de Libby nuevamente me parece traída de los pelos, pero si sirve para que Libby “tome el poder” finalmente, bienvenida. Además, gran actuación de Caitlin Firtzgerald y una química loca con George, que parece que se va a concretar antes del fin de temporada, me parece…