“Intercourse is off the table.”
“Basta de defender lo indefendible” dice
la dulce, inteligente Libby Masters en un momento de auto-percepción en el
episodio (uno de los varios que tiene, en realidad), y creo que llegó la hora
que hagamos lo mismo como televidentes y a veces críticos del programa. Si, es
cierto, Masters of Sex es televisión de calidad, y también es cierto que tuvo
una brillante temporada 1. También es innegable que ha tenido momentos de
brillantez absoluta esta temporada (miren nada más los comentarios a lo largo de estas 12 semanas), pero en total, al final, nos quedamos
con gusto a poco, con una notoria falta de dirección. ¿Cuál fue el objetivo de
esta temporada? ¿Mostrar qué? ¿Llegar a dónde? Avanzamos varios años, tenemos
la clínica Masters & Johnson, pero ni atisbos de llegar al famoso método
(sólo en el minuto final, con Virginia, finalmente, en el guardapolvo que
siempre se mereció), ni de su ingreso a la pop culture (por una artimaña de
Bill, a quien se insiste en transformar en uno de esos “hombre difíciles” sin
pensar si este es ese tipo de programa, o no) y claro, la historia nos indica
que aun estamos a CINCO AÑOS de la publicación de Human Sexual Response. Eso es
pobre, paupérrima narración, poblada de clichés e historias innecesarias o
incompletas como las de Betty, Austin, Flo y claro, la de Libby, que parece
diseñada nada más para darle algo que hacer a la pobre Caitlin Fitzgerald. Lo
peor es que, Libby demuestra, en una línea de diálogo, ser mucho más inteligente
y perceptiva que lo que los guionistas le permitieron en 12 horas de
televisión. Y también, las apariciones, casi cameos de Ethan y Barton Scully
nos muestran lo que podría haber sido un programa mejor.
Y para peor, en este final de temporada,
torpemente narrado alrededor de la asunción de Kennedy a la presidencia (y de
nuevo, si no quieren las comparaciones con Mad Men ¡dejen de usar los mismos
recursos!), introduce de la nada el conflicto por la tenencia de los hijos de
Virginia, lo resuelve demasiado rápido y desinfla cualquier tipo de impacto
real que la sucia maniobra de Bill fuera de cámara podría haber tenido.
Y esta decepción acumulada también hace
que no apreciemos todo lo que el episodio hace más que bien: toda la secuencia
inicial de Bill y Virginia en el hotel a través de las semanas, haciendo un
call back, pero no evidente, a uno de los mejores momentos de la serie, Fight;
las observaciones sobre la censura y los tabúes sobre el sexo en general; la
ilustración de estos mismos en la tierna y real historia de Lester y Bárbara
(aunque, con un subtexto casi peligroso: piénsenlo, la única pareja más o menos
feliz y equilibrada es la que tiene una relación prácticamente platónica); la
charla de amigas de Libby y Ginny y su posterior resignificación cuando nos
enteramos que sí, efectivamente, hace años que sabe que pasa a sus espaldas.
Concluyendo, no fue un mal episodio (más
sobre lo que me gustó en las observaciones), pero fue un mal final de
temporada, a una temporada que en el mejor de los casos, fue altamente
despareja. Esperamos más de Masters of Sex, mucho más.
Algunos comentarios al paso:
- Como el resto de los mejores episodios de la temporada, este está dirigido por Michael Apted, que muestra maestría en la secuencia del hotel mencionada más arriba, y especialmente en el encuadre de Virginia teniendo su quiebre vista a través de la ventana de la sala de examinación.
- Dicho esto, la secuencia onírica fue HORRIBLE e innecesaria, salvo por verla a Lizzy Caplan en drag de Jackie.
- Nunca habíamos visto a Libby desnuda, y aplaudo ese momento de honestidad, que no resulta "fan service" sino que demuestra como claramente Libby está EN OTRO LUGAR de su evolución
- No suelo hablar en general de la maravillosa música original de Michael Penn, utilizada mejor que nunca en la escena del hotel y en el momento de Barbara y Lester.
- Así como las referencias político-temporales (JFK, MLK) son innecesarias, las cinematográficas funcionan de maravilla, tanto para ilustrar la relación como para caracterizar a Lester. Son el clásico de Doris Day y Rock Hudson Pillow Talk y L'Avventura de Antonioni.