lunes, 25 de marzo de 2013

Discos Mejores: Sobre Delta Machine de Depeche Mode


Me acuerdo cuando en algún momento de los ochenta empezaron a salir los discos tardíos de los Rollling Stones, que básicamente tenían una canción radiable y mucho relleno, cómo el fan de la banda me daba un poco de lástima por la falta de ganas que le estaba poniendo su artista favorito. Claro, en esa época mis artistas de cabecera eran todavía frescos y vitales, la novedad era la moneda corriente y era fácil hacer el contraste. Me resulta raro hoy pensar que los Stones 88 estaban por los 25 años de carrera, cuando algunos de los artistas que sigo, tal como los Depeche que aquí nos ocupan, ya pasaron comodamente las tres décadas de actividad. Y no estoy diciendo que Delta Machine, por caso sea como uno de esos discos sin ganas, pero tampoco estamos en la mejor época de la banda. Y no está mal: como analizábamos por redes sociales con amigos en estos días, lejos quedó la Etapa Imperial de Depeche, una de las más largas y fructíferas de las que se tenga memoria, y con que nos tiren un disco profesional, nos alcanza.
En ese sentido, DM (la banda y el disco) no decepcionan completamente, como desde hace  una década, desde que empezaron a trabajar con Ben Hiller. Pero tampoco entusiasman de la misma manera. 
Los motivos son muchos y variados, algunos objetivos y por lo menos uno muy subjetivo. En la primera categoría tenemos que desmitificar que hizo de Depeche Mode Etapa Imperial lo que fueron: eran las canciones de Martin, por supuesto. Y el carisma de El Dave. Pero la musicalidad, el SONIDO, ese que inspiró un género completo de música, a artistas de todo el mundo por años después, era producto de Alan Wilder. Y lo extrañamos a Alan, a la musicalidad, la originalidad, a la experimentación de Alan. La historia de DM post 93 es la de buscar como llenar ese vacío, y gente como Tim Simenon o el ya mencionado Hiller están demasiado influenciados por el clásico DM de Alan como para aportar algo original. Y permitirle a Dave meter un par de sus canciones con sus colaboradores externos no es la solución (aunque va mejorando, Secret to the end remite a Suffer Well como un Dave competente, casi al nivel de Martin)
En lo subjetivo, mi historia de amor con Depeche tiene un final tan definitorio que no es "alrededor de" si no que tiene un momento y un lugar: la elección de Condemnation como tercer single de Songs of faith and devotion. Ese fue el momento en el que decidieron que no les alcanzaba con ser una banda europea perversa, si no que eran "serios", "rockeros", "con auténticas raíces gospel". Básicamente, una banda de estadios norteamericana hecha y derecha. Las canciones de Martin desde ese momento siempre terminan en ese remanido cliché, y por eso no fui de los que aceptaron el primer corte de DM, Heaven, inmediatamente, por tirar tanto para ese lado. De hecho, sólo me reconcilié con Heaven luego de la deconstrucción que hicieron los Freemansons, que remite a aquellos 12" que perseguía por todas las disquerías de Buenos Aires en mi adolescencia. 
La combinación de falta de Alan con canción pseudo gospel es lo que hace de estos discos (Delta Machine, pero también Playing the angel y Sounds of the universe) una masa informe con sólo algunos momentos de brillantez que nos hacen reconocer algo como único: las cuerdas en el estribillo de Welcome to my world; la fuerza de Raw Nerve; Soothe my Soul, un futuro clásico en vivo a juzgar por como funcionó en el mini show que hicieron en el programa de Letterman.
Pero la reiteración es lo que aplasta el conjunto, y de la misma manera que en otra época esperaba ansiosamente "la canción que canta Martin", en primera escuchada, en cuanto empezaron los ruiditos al principio de The Child inside, la reacción fue "pfff, seguro que ésta es la que canta Martin", por lo previsible.
Hay un track que quiero destacar por la ambivalencia que me genera: My little universe, que trae un poco de "minimal" para actualizar el sonido y recordarnos cuando todo DM era cutting edge... pero sin olvidarme que el minimal ya es un sonido relativamente viejo, y que en una época, la música bailable electrónica se nutría de Depeche, y no al revés. 
Ojo, de ninguna manera considero que este sea un mal disco, y lejos está de lo abismal de Elyseum, por dar un ejemplo. Pero no me tiren la expectativa de "está a la altura de Violator" cuando los más flojo de ese clásico es mil veces mejor que el punto más alto de Delta Machine

Como los Stones ochentaypico, el disco es una excusa para una gira, una de esas llenas de clásicos que nos hacen sonreir y agitar los brazos, y no está mal. Por 30 años de servicio, les damos ese crédito, que se lo han ganado. 


viernes, 15 de marzo de 2013

Belleza Americana: sobre el estreno de The Americans



Hay una pregunta que se hacen los ejecutivos de las cadenas de televisión de todo el mundo antes de aprobar una serie, y es ¿qué tan importante es que los actores que protagonicen una serie, además de su capacidad actoral y su buena apariencia, sean queribles, o “gusten” en algún sentido poco definido?
Ese “factor x” es la mayor parte de las veces lo que hace que nosotros mismos le demos una oportunidad o no a una serie, salvo que venga muy recomendada por otros motivos o sea un motivo de discusión tan conspicuo que no haya escapatoria (estoy pensando en Girls en este caso, cuyos protagonistas estaríamos en condiciones de asegurar, nunca van a estar en ninguna lista de “gustan” o “queribles”).
Es sin duda una pregunta que se hicieron los productores de The Americans, uno de los estrenos más recomendados de la temporada, que la cadena FX acaba de estrenar esta semana para Latino América. Para protagonizar a esta pareja de espías rusos infiltrados en los Estados Unidos en los años 80, de por si una premisa que podía resultar difícil de digerir, necesitaban actores inmediatamente queribles. Entonces fueron por los actores Keri Russel y Matthew Rhys. Efectivamente, la mismísima Felicity y Kevin Walker de Brothers and Sisters. No voy a negarles que no teniendo ninguna vergüenza en admitir mi gusto por ambas series, es el motivo por el que le di una primera oportunidad. Y que suerte que se la di, porque la serie realmente vale la pena.
Como les decía, The Americans es la historia de Elizabeth y Philip Jennings, que detrás de su fachada “all american” son en realidad dos espías rusos tan completamente integrados en los suburbios de Virginia que no se les permite jamás volver a hablar en otro idioma que no sea inglés y que parte de su coartada son dos niños que concibieron y crían en tierra norteamericana. De día son los clásicos vecinos suburbanos de cualquier serie, mientras que de noche salen a cazar defectores, torturarlos y asesinarlos, seducir políticos con absolutamente cualquier recurso que crean necesario (a que no se imaginaron a Felcitiy en un corset de cuero practicando fellatio…) y cometer el actor de sabotaje o traición que se imaginen.
La serie funciona por tres factores, esencialmente: en primer lugar, logra el equilibrio necesario entre la historia de espías y el conflicto de pareja (o no pareja) de los Jennings. En segundo lugar, el ya mencionado atractivo de los actores. Russel en particular tiene un papel de mujer dura e inflexible, que usa su sexualidad como arma y no duda en poner en su lugar a nadie, de cualquier lado de la división política. Para que este personaje no fuera una caricatura, hacía falta una actriz que pudiera dar el registro “dulce” y cambiarlo en un segundo. Sabíamos que Russel podía hacer Felicity, pero ¿podía hacer también Pussy Galore? Bueno, parece que sí. De hecho, viendo el primer episodio me acordé de como JJ Abrams había propuesto la serie Alias originalmente: Que pasaría si Felicity fuera espía. Bueno, tanto como me gusta Alias y Jennifer Garner como la espía que alterna sweaters de punto grueso con intriga internacional, Russel aquí da clase de cómo manejar la alternancia. Rhys también lo logra, aunque la característica principal de su personaje es la ambigüedad y la duda (Phillip ha sido claramente seducido por el Sueño Americano), pero el hecho de que el actor ya de por si este imitando el acento norteamericano  (Rhys es galés) le da una credibilidad adicional.
Y el tercer factor es la época, claro. Si bien no es secreto mi amor por los ochentas y como esta ubicación cronológica afecta, por ejemplo, mi gusto por Ashes toAshes, hay algo interesante en este momento que es mas de transición de los 70 a los 80, justo al comienzo de la era Reagan, con las consecuencias que tendría sobre la guerra fría. Y claro, los ochenta también significan la música de los 80, que inicialmente además va por caminos que no son los standard: los primeros 10 minutos del capítulo, probablemente de los mejores 10 minutos de televisión que puedan ver este año, transcurren musicalizados por esa extraña criatura que es Tusk de Fleetwood Mac, en una versión que además limita con el dub, logrando un efecto hipnótico y atrapante. Uno de esos casos de perfecta sincronía entre imagen, dialogo y música incidental.
Claro que la serie no es perfecta: la recreación de época mucho dista de los detallismos de Mad Men o Downton Abbey (de hecho, los Jennings padres e hijos tienen aproximadamente la edad de mis padres, la mia y de mi hermana en esa misma época. Les aseguro que ninguno de nosotros se veía como Felicity Porter, Kevin Walker y su potencial descendencia), y la historia del agente del FBI que se transforma en vecino parece salida de Hechizada o Alf más que de una serie de cable adulta en el 2013, y finalmente hay que ver hasta donde se puede llevar la tensión entre vida personal y vida de espías antes de que esto se transforme en la segunda temporada de Homeland. Por lo pronto, una muy buena señal en que FX ya se haya comprometido a una segunda temporada, lo que implica un pensamiento a más largo plazo que puede ser beneficioso.
Denle una oportunidad, estén advertidos que el piloto tira toda la carne al asador y luego hay una meseta hasta que se pone realmente interesante, y disfruten.
Y claro, si le tienen cariño a Felicity o Kevin, ya saben que hacer…


sábado, 2 de marzo de 2013

Cuatro discos, dos comentarios: Cuatricromía, de Fangoria


“Cuatricromía”: ¿un invento o un intento?
Comentario de nuestro columnista invitado Pablo Costa Wegsman

Este undécimo álbum de estudio de Fangoria, aunque según mis cuentas es el octavo (sin contar  previos ep´s), ha sido promocionado como “el disco más esperado”. Y sí, es cierto, ya que pasaron 4 años desde que saliera “Absolutamente”, el último material nuevo de la banda. Entre medio, un disco en directo (como aquí se dice en vivo), qué cómo muy bien dijo mi amigo Casals, no aportó nada; y una compilación triple (o cuádruple, si contamos el DVD) que, y en este caso difiero con el mencionado autor, tiene algún que otro mérito. El primero de ellos, sin duda, es el arte de tapa. Esto es algo que ha caracterizado a Fangoria, y ellos siempre recalcaron que era precisamente eso lo que hacía de su producto algo conceptual y completo, e incentivaba a comprar sus cd´s (en vez de piratearlos), ya que ese arte no te lo podías bajar de ningún lado… Incluso, aparentemente (hear say), ellos corrían con los gastos del arte, porque la compañía discográfica no estaba dispuesta a gastar pequeñas fortunas en portadas, ya que lo consideraban simplemente eso, un gasto; no una inversión. Este es un tema al que volveré, por razones obvias, cuando comience con el comentario del nuevo material… El segundo mérito, por llamarlo de algún modo, es su re-visitación a sus días de Dinarama y Pegamoides. Aunque no todo ese material ha tenido el resultado esperado, hay algunas cosillas que valen la pena. Lo más importante de esa experiencia es que los llevó a trabajar con distintos productores, uno no muy bien elegido, al punto que prescindieron de casi todo el material de Carlos Jean, y terminaron re-produciendo ellos mismo tres de los temas originalmente producidos por este.  Este “formato” es el que decidieron para la obra que nos ocupa, y algo que la hace variada y “entretenida”.
Debo confesar que, como me pasa con muchos artistas, y Fangoria no es una excepción, la primera escucha es, por lo general, decepcionante. Pero hay que seguir escuchando para descubrir méritos, canciones favoritas, y hallazgos. En una nota que acabo de leer, le preguntaban a Alaska si se habían “rendido ante la dictadura de iTunes”. Ella sale airosa, comentando, más bien, el formato ep, el cual utilizaban a comienzos de la carrera del grupo. Esto viene a cuento a que, debido a este formato, abandonaron la consigna antes comentada del concepto de obra completa: música y arte de portada. Por suerte, en este formato la portada no es importante; y digo por suerte porque en este caso, si tuvieras que comprar el cd físico, tras ver la foto de la portada, probablemente te lo pensarías dos veces. Creo que coincidimos todos en que es horripilante. Con perdón a Juan Gatti, y con todo el respeto que le tengo, entiendo que debe tener muy claro el concepto que quiso plasmar, pero yo sigo sin entenderlo. Vamos, que la tipo es de un ridículo tal (como las fotos) que ni siquiera se puede leer lo que pone…

Vamos con las canciones, que en definitiva, es lo que más nos importa. Todos sabemos ya que el disco no es un disco, sino cuatro mini-discos (ep´s).El primero, el azul, que me causa cierta gracia que sea azul probablemente porque es una producción de la Casa Azul, es el más pop, y tiene obvias influencias de los Pet Shop Boys. No voy a hablar de Dramas y Comedias, que ya está harto comentado, y sigo pensando lo mismo… no me aporta nada y me parece que no es un buen single pre-álbum, ya que no lo representa del todo, y a mí, personalmente, me predispuso mal para escuchar el resto. Por suerte, le he dado, al disco, una segunda chance, con resultados positivos. Piensa en Positivo tampoco me parece que muestre el potencial de la banda, es musicalmente pobre, los coros son, además de un robo, una tontería. Lo más interesante es la letra… que no condice en absoluto con la filosofía de ninguno de ellos. Es el tema constante que encuentro en Fangoria, la contradicción… pero no me voy a meter con eso, por lo menos no ahora, porque si no, no termino más, y esto se transformaría en un ensayo, más que un comentario.
Desfachatez me parece brillante, y aunque he dicho que debería ser el próximo corte, probablemente sacarán algo de uno de los otros “colores”. En realidad, creo que debería haber sido el primer corte, pero ya es tarde para eso. La letra encaja perfectamente con la “filosofía” del grupo, y así y todo podría tranquilamente ser una versión de un tema de Rocío Jurado. El ritmo es irresistible, imposible no querer bailar y cantar con ella… una cosa así como Absolutamente (la canción).La influencia Pet Shop Boys es obvia, con algo de It´s a Sin, y algo propio de A Quién le Importa, con un resultado similar a versiones más recientes de You Spin me Round… pero muchísimo mejor.
Para Volver a Empezar no aporta mucho… y ahí queda, para terminar con este ep, que creo que es el menos interesante de los cuatro.
Pasamos al magenta, en el que vuelven a trabajar con LAS Sigue Sigue Sputnik (como a ellos les gusta llamarlos), colaboración a la que no le veo mucho futuro. En Absolutamente (el disco completo, esta vez) esta colaboración funcionó perfectamente, así como en los temas que produjeron para Astracanada; aunque en estos ya había cierta magia, o espontaneidad por así decirlo, que se había perdido. Aquí creo que sucedió lo mismo. Además, me parece que van más a por nuevos productores, sonidos nuevos, descubriendo talentos y ahorrándose unos duros (dinero) entre tanto, y dando trabajo en casa, que hoy resulta necesario. Tormenta solar perfecta es intranscendental, y el sinte del comienzo es casi bochornoso. Rendez-vous espacial es una canción linda, aunque no estoy seguro del vocoder… las guitarras, por otro lado, bien usadas y aportan un sonido no muy convencional en Fangoria; probablemente el mejor aporte de las Sputniks al disco. Muy bien la voz en este tema Alaska; me saco el sombrero. Capricho de un Corazón Estrafalario, además de poder ser una canción de, o para Las Nancys Rubias (como bien lo ha dicho Gus), suena exactamente como las versiones producidas por Neil y Tony de El rey del Glam y Perlas Ensangrentadas de Astracanada. Viaje a Ninguna Parte es, para mí, el mejor tema de este ep. La letra me parece absolutamente coherente con Olvido, y preciosa; el sonido es espectacular: una joyita como muchas de Absolutamente; algo así como La pequeña Edad de Hielo. Me mata el “sin mi memoria” “a capella”, y ella está cantando mucho, pero mucho mejor. 
Llegamos al amarillo, y al sonido más electrónico que tanto nos gusta de Fangoria. Un sonido no nuevo, pero sí renovado, respaldado por Los Pilotos, proyecto electrónico de dos de los integrantes de Los Planetas, grupo más rockero, cosa que lo hace MUY interesante. Y sí, el bolerazo con el que abre, Errores Garrafales, con un sonido potente, y una letra casi perversa y tan diva, me rompe la cabeza. Peligros, de sonar como Elektronic o Camouflage, no queda a la altura del tema anterior, pero es un lindo tema que no deja de hacerme sonreír que diga que “los planetas brillan como el sol”, y no Los Planetas… no sé si me entendéis… Un Robot no Cree en Dios no destaca tampoco, y sigo insistiendo: cuidado con esos vocoders, que eran modernos a principios de los 80´s. Rompe la cadena es un lindo tema, especialmente, como mencionó Gus, si te has tomado una pasti…sí, muy fangoriano; probablemente hubiera sido una evolución natural a Una Temporada en el Infierno o Naturaleza Muerta (la Etapa Imperial, como la llama Casals).
El, definitivamente, broche de oro, es el disco negro. Un riesgo para una banda que ha tenido su mayor éxito comercial con temas fáciles, poperos, o raveros… pero decidieron hacernos, a los fan, un aporte artístico que estábamos necesitando, y que se quedará como parte de lo favorito de Fangoria. Es como cuando hicieron el concierto de doble sonido, una primera mitad rock, y una segunda electrónica. En la primera parte, Olvido dijo que quienes no eran fans podían irse a tomar algo por ahí, porque iban a aburrirse mucho… La elección del productor fue brillante, y el señor tiene menudas credenciales. Es como que decidieron ponerse serios y mostrar que son una gran banda, verdaderos músicos, artistas, creadores. 
Lo tuyo no es normal es un TEMAZO. Un sonido más que potente, donde no sobra nada. Volvemos un poco al bolero, que también les queda bien, pero con mucha clase. La letra, simplemente brillante. Creo que podría escribir un comentario tan largo como este de solamente esta canción, pero no se trata de eso, por lo que es mejor seguir.
Ecos de Ayer no tiene nada que envidiarle a la anterior. No tengo palabras para definirla… es una de esas canciones que te dejan extasiados y no quieres dejar de escucharla; algo que, como decía antes, necesitábamos de Fangoria.
El Mundo Conspira Contra Ti es el tema más pop de este ep. Una linda canción, pero a mi entender no le llega ni a la rodilla a las anteriores. Sí, puede ser que sea el próximo corte como dice mi editor, pero bueno, mejor ni empezar con el tema de los cortes, ¿no? ¿Hacen justicia al producto íntegro o son sólo lo más fácil de difundir y que tiene más posibilidades para promocionar? Tiro la piedra (y escondo la mano).
Cuatro Voces, si bien tampoco me parece una de las mejores canciones del disco, está perfectamente ubicada al final del álbum, y le da un cierre, una especie de conclusión. Al principio, parece que viniera a ocupar el lugar que ocupó Ese Hombre en Naturaleza Muerta; pero no, no es otra versión de un tema de Rocío Jurado, sino un tema prototípico del grupo, de su sonido más particular, más extraño y agresivo.
En definitiva, Fangoria ha “vuelto” con un discaso que, además de tenernos a todos locos escuchándolo y comentándolo, revalora nuestro gusto e interés por la banda. 
Olvido y Nacho: GRACIAS POR LA MÚSICA, y por muchos discos más.


El siguiente comentario fue escrito especialmente para Casa Brutus y fue publicado en la sección Discos de marzo.

No es secreto que Fangoria son fans de los Pet Shop Boys, así que supongo que no está fuera de lugar empezar este comentario con un concepto muy PSB, que es el de “Etapa Imperial”. La Etapa Imperial de un artista es esa cuando coincide la creatividad del artista con el gusto del público y el apoyo de la crítica. Ese momento “intocable”. Fangoria, claro, tuvo su Etapa Imperial, que comenzó con Una temporada en el infierno, tuvo su pico creativo en Naturaleza Muerta y su pico comercial con Arquitectura Efímera. Todo lo que hagan de ahora en más, como le pasa a cualquier artista con su propia EI, será medido contra esa altísima vara, y lamentablemente, los últimos discos no estuvieron a la altura. Primero por un énfasis en el “sonido en directo” que los hizo perder algo de sutileza, y algunos excesos kistch que siempre fueron parte de la esencia de la banda, pero que se estaban exacerbando, según opinan algunos, por demasiada influencia del marido de la Señora Olvido, Mario Vaquerizo. La gota que rebalsó el vaso fue el innecesario disco (triple!) compilado y aun mas innecesario disco en vivo que le siguió.
Lo que podemos rescatar de esta revisión de carrera es que probablemente les sirvió a Alaska y Nacho para poner en perspectiva fortalezas y debilidades, y un poco producto de esto es Cuatricromía.
Cuatricromía no es un disco, sino que son cuatro mini discos, cada uno focalizado en uno de los aspectos que hacen de Fangoria, Fangoria: algo pop,  un poco de rock, un toque de electrónica, y un dejo dark-gótico. Cada uno cuenta además con un productor diferente acorde al estilo. El resultado es interesante por su variedad, además de ser uniformemente bueno desde el punto de vista de las canciones, que más allá de estilos, es lo que los ha hecho memorables todos estos años. 
El disco azul es el más pop, y no es casual que Dramas y Comedias el corte de difusión, fuera elegido de esta sección. Inmediato y soleado, remitiendo al ya clásico Miro la vida pasar; y como Dramas... y  Piensa en positivo dan cuenta, un tanto MUY influenciados por los ya mencionados PSB. De hecho ambos parecen refritos de I Wouldn’t normally do this kind of thing.
El disco magenta es más rockero, y los reúne con los ex Sigue Sigue Sputnik, como en sus últimos álbumes, y no aportan nada que no estuviese ya hecho en Absolutamente, por ejemplo. Y en el caso de Caprichos de un corazón estrafalario, por favor Olvido, devolvele la canción a las Nancys Rubias y aquí no ha sucedido nada...
El disco amarillo es el disco electrónico, y si bien no presenta grandes innovaciones, remite directamente a la Etapa Imperial antes mencionada, y contiene Errores garrafales, uno de esos bolerazos que Fangoria hacen pasar por otra cosa pero que tienen el ADN Olga Guillot a full. Y como para recordarnos de su auténtico pedigree, Rompe la cadena termina con un minuto completo que salió de una noche de pastis a principios de los noventa, y que aun suena fresco y Fangoria-apropiado.
El disco negro es tal vez el más sorpresivo. Fangoria, desde su mismo nombre hasta los diferentes looks de Alaska a lo largo de los años, no necesitan revalidar sus credenciales “dark”, sin embargo no es lo primero que nos viene a la mente cuando pensamos en ellos.  Y al escuchar estas canciones, resulta tan ... apropiado. Combina los diversos elementos musicales que ya les conocemos, le permite a Olvido trabajar en un registro vocal más sutil y más acorde a su limitado registro, combina el DRAMA de los elementos bolero que mencionaba más arriba y da una cosa más acorde a gente que está cerca de los 50 que una rave maniática o cancioncitas pop. Claro que no es material inmediatamente radiable, pero da un cierre al disco que nos deja con ganas de más, algo que hace tiempo que no sucedía. 
Y de hecho, el cierre de esta sección y del disco, El mundo conspira contra ti, es un perfecto resumen de todas estas facetas, y no me extrañaría que fuera el próximo (muy acertado) corte.
Habrá que ver como se traslada esto ahora a un vivo, que imágenes eligen para acompañarlo, pero en el momento en que Fangoria podía empezar a cansar, les damos un nuevo crédito. 

Calificación 4 brutus de 5