"You are a grimmy little pimp"
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“No se nace mujer, se llega a serlo” escribió Simone De Beauvoir hace unos 60 años, abriendo la puerta a una segunda oleada de feminismo que derivó en los estudios de la mujer, los estudios de género y el mundo tal como lo conocemos hoy en día.
Mad Men ha sido por turnos alabado y criticado por su punto de vista sin anestesia sobre políticas de género, pero nunca tan claro como en este episodio se atrevió a mostrar algo que se hizo obvio algunos años más tarde que en los que transcurre la serie: varón no se nace tampoco, se llega a serlo.
¿Y como se llega a ser varón? Bueno, agarrándose a golpes para resolver un conflicto, yendo de putas, abrazándose con otros hombres por un triunfo futbolístico, robándole un beso a la chica más linda de la oficina, bajándose de un coche carísimo.
Que los dos hombres pasando por estos ritos de pasaje hayan sido Pete Campbell y Lane Pryce lo hace mucho más interesante aún.
Desde el primer episodio que todos dentro de la serie y fuera como televidentes queremos romperle la cara de un golpe a Pete. Tomó cinco temporadas, pero finalmente alguien lo hizo. Que no haya sido ni Ken ni Don, sino Lane lo hace mucho más jugoso. Pete es un hombrecito, en el sentido más peyorativo del diminutivo, que ha tenido la suerte de haber nacido en una cuna de oro y haberse casado con Trudy, que es mucho más de lo que se merece. La astucia en los negocios (otra muestra de masculinidad) lo posicionó en un lugar donde se creía el rey, y cuanto más alto estás, mas dolorosa la caída.
Lane, claro, es el que está afuera de todo, su propio inglesismo lo pone como un bicho raro, pero también es un bicho para los propios ingleses, que lo consideran “un maricón” (que no le guste abiertamente el futbol, como a su padre, tampoco ayuda). Lane, cansado de ser castrado por su padre, su esposa, la gente de la agencia, toma el asunto literalmente en sus manos, y hasta se da el gusto de robarle un beso de la victoria a Joan. Lane es la P de SCDP por mérito de Jared Harris, que hizo suyo un personaje que de otra manera hubiese pasado sin pena ni gloria. Lane “haciendo guantes” es una imagen del siglo XIX, pero tan relevante en 1966 como en el 2012.
Llegar a ser varón también significa dejar de lado las afectaciones de la niñez y la adolescencia, como todos parecen indicarle a Ken y su carrera paralela como escritor de historias de ciencia ficción. Antes como ahora, pero mucho más antes, la ciencia ficción era mal considerada algo menor, desconociendo que cuando está bien escrita puede ser la más interesante alegoría sobre el mundo actual, como la historia en off que cierra el episodio bien nos muestra.
Y en todo esto, con Pete, Lane y Ken tratando de “llegar a ser” y Roger dándose cuenta que ya no lo es (“profesor emérito de cuentas”), ¿quién es el que la tiene más grande? Don, por supuesto. Que la prueba de masculinidad haya sido una simple emergencia de plomería, lo hace más encantadoramente irónico. Don es da man, Superman.
Pero en este juego de espejos, también sabemos que no es así, y que si lo es, Megan está cambiando todo. Megan que por segundo episodio se la puede encontrar en la silla de Don en el escritorio, o manejando de vuelta de una fiesta ( JAMAS Don permitió que Betty manejara si él iba en el auto). Hay algo en Don que trasciende su (obvio) porte “de varón”. Un cumplido en el momento adecuado y Trudy Campbell o la madama de un burdel se deshacen por él. Compárenlo con los patéticos intentos de seducción de Pete en su clase de manejo. Pete, con todos los derechos de sangre que traes: varón no se nace, se llega a serlo.
En la temporada pasada, uno de los mejores episodios de toda la serie, focalizado completamente en los personajes femeninos, The Beautiful Girls, cerró con una icónica toma en el ascensor de la agencia. Este episodio, que se podría haber llamado The Handsome Boys, remite directamente a la misma escena, con el mismo efecto.
Algunas observaciones al paso:
- Por si cabía alguna duda que alguien en la oficina de producción de Mad Men lee intensivamente a Freud con el cuadro de histeria “de libro” de Betty, todos los malentendidos de nombres (Whitmore-Whitman, Cosgrove-Hardcove-Coscove, Hanson-Handsome) dan cuenta de que alguien estuvo leyendo Psicopatología de la vida cotidiana.
- Joanie está de vuelta, sin grandes alharacas. Hola Joanie, te extrañamos
- “A mi esposa le gustan las pieles y no por eso me dejo crecer una cola”. Roger siempre tiene las mejores líneas del programa.
- Los Campbell tienen un combinado en su casa. Teníamos un combinado en casa, la generación MP3 no sabe ni de que se trata.
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