Don’t count on me, I engineer
On every move we make from here
I’ll take the lead, you take the pain
You see, I engineered this game
Holly Knight - Poeta contemporánea.
Cuando era pre adolescente estaba fascinado con los libros de Erich Von Daniken, cosas como “Recuerdos del futuro” o “El oro de los dioses”, donde el autor alemán sostenía que ciertos hallazgos arqueológicos indicaban tempranas visitas de extraterrestres a a nuestro planeta, si no que nos habían creado de cero. Independientemente del estado “científico” de sus teorías o que con los años se fue poniendo más y más esotérico, lo atractivo para mi mente de 11 o 12 años eran las posibilidades: ya completamente inmerso en el mundo de las historietas y algo de ciencia ficción (otro día voy a hacer un posteo rompe credibilidad donde me desenmascaro como no-fan de la ciencia ficción), la más leve prueba de contactos con otras formas de vida inteligente, que los rastros aparentemente estuvieran AHI no podía menos que abrir por completo mi imaginación, mi fértil imaginación en el momento de mayor fertilidad. Si en ese momento hubiese visto Prometheus, sería mi película de cabecera. Nunca me costó demasiado indentificarme con las protagonistas femeninas de la ficción, pero en este caso, hacerlo con la Dra. Elizabeth Shaw, protagonista del mismo, hubiese sido facilísimo.
Obviamente, mi bien temperado cinismo más el subtexto religioso de su ciego creer hoy me hacen mantener cierta distancia, pero claramente puedo entender sus motivaciones, sus tan criticadas motivaciones: la Dra Shaw, como Von Daniken o como yo a los 11 años, cree. Cree en los “ingenieros”, y cree en ir a buscarlos. Aunque las respuestas que encuentre...
Verán, Prometheus es la película que significa el regreso de un director (Ridley Scott) al universo que ayudó a crear (el universo de esas criaturas que se conocen simplemente como Aliens y la malvada corporación Weyland), y probablemente una de las obras de ficción más obsesivamente micro analizadas de los últimos tiempos. Micro analizada para, con cierto aire de superioridad decir, al modo de personaje de la cultura popular, “It sucks!”. Pensamiento fanboy en su expresión más clara.
Entiendo que se trata de un director a veces de culto volviendo a la propiedad de culto que lo disparó en la conciencia popular, y con guiños por todos lados a ese culto. Y que los cultos tienen fanáticos, y que los fanáticos carecen de objetividad. Pero si esa misma gente que se bancó Alien: Resurrection o Aliens vs Predators calladita se relajara un poco, se daría cuenta que están haciendo algo mal.
Porque en mi punto de vista, Prometheus es la imaginación. Es dejarse llevar por las ideas en pantalla, más ideas por segundo de las que hay en decenas de otras películas enteras. Ideas además tan bellamente llevadas a la materialidad, que no podemos más que mirarlas y disfrutar.
¿Qué el guión tienen más agujeros que un colador? Si, seguro. Aun así, la película no falla en brindarnos una historia completa, un par de personajes memorables y suficiente “continuidad” para los que tienen retención anal que la ubica exactamente en el universo al que dice pertenecer, sin quitarle nada a las cuatro películas “canónicas”que la precedieron. Y de paso, dándole caramelos a nuestros ojos y combustible a nuestras imaginaciones, con probablemente el mejor uso del 3D que recuerde para crear algo NUEVO. Si, probablemente Jon Spaihts y Damon Lindelof fallaron con el guión, pero Prometheus es la plasmación en la pantalla de la imaginación de Ridley Scott y por sobre todas las cosas, de H.R. Gigier y esa estética tantas veces imitada, tan pocas veces igualada.
Una de las cosas más criticadas son las motivaciones de todos los protagonistas. Creo que no hay mucho que decir, salvo que todos podemos identificarnos con la codicia que mueve a más de la mitad de la (admitidamente, muy grande) tripulación; que hemos visto el hambre de perpetuarse o arrebatar el poder de Weyland y Vickers centenas de veces en la ficción o en nuestras vidas cotidianas. Pero lo que parece molestarles más a la mayoría es la necesidad de creer de Shaw. La misma gente que toma cinco películas filmadas a lo largo de 30 años como las sagradas escrituras tiene problemas para entender que hay gente que simplemente tiene fe.
Y ya que estamos hablando de Shaw, hablemos de lo que Scott y Noomi Rapace hicieron, que es crear una substituta de Ripley para el nuevo siglo y hacerla que se sostenga por sus propios medios. Acuérdense por un momento cuando intentaron hacer lo mismo con Winona Rider. Ahora tómense algo fuerte para olvidarse.
Ripley es, claro, uno de los personajes más queridos no solo de la historia de la ciencia ficción, si no de la historia del cine todo. Un ícono feminista, una mujer poderosa, desafiante y al mismo tiempo humana. Y es Sigourney Weaver también. Nadie va a ser nunca Ripley, nadie la va a reemplazar, y justamente lo que la película nos indica es que le queda a Ripley lidiar con las desastrosas consecuencias de la misión del Prometheus.
Pero no despreciemos a Shaw por eso, no despreciemos a Shaw por tener un crucifijo o un novio. No despreciemos a Shaw por salir a salvar el (los) mundo(s) con unos brochecitos en el estómago. Antes de canonizar a Ripley, acordémonos que es la mujer que casi pone en peligro TODO por salvar a un gatito o que enfrentada con la misma situación que Shaw decidió suicidarse, mientras que la práctica Elizabeth se hizo la conveniente operación que (piensen por un momento) contradice tantos de sus principios básicos. Es esta gráfica operación a vientre abierto y sus (no) secuelas que molestan a tanta gente, los mismos que no tienen problema en pensar en formas de vida sintéticas humanoides o viajes interestelares por cifras que se multiplican por 10 a la 14, pero no pueden concebir una máquina cirujana.
Esta no es una defensa absoluta de la película: también me pregunté donde estaba el personaje X en el momento Y, también cuestiono mucho de lo que rodea al personaje de Vickers (Charlize Theron, que termina el 2012 consagrada como la Cold Bitch más perra del cine), también tengo preguntas sobre la programación de David (y de Ash, y de Bishop y Call para el caso. Estos bichos se merecen su propia película tipo Avengers), sobre los maniquíes sin líneas de diálogo que forman la tripulación y muchas otras cosas. Pero este es simplemente un llamado a dejarse llevar un poco, nuevamente, a dejar brotar LA IMAGINACION. Y a relajarse y gozar. Y acordarse que el cine es imagen, entretenimiento, iniciador de conversaciones, no un juego de “yo tengo razón y vos no”. Para eso esta la triste vida real.
La vi ayer. Totalmente de acuerdo. Es una pelicula de Ciencia Ficcion, no de "Ciencia". La gente que busca explicaciones cintificas a este tipo de peliculas es porque se equivocaron de sala en el cine. Tambien es verdad que eso no da via libre a convertir argumentos en coladores, pero creo que en este caso son solo algunos agujeros. Lo que mas le critico a la pelicula es el poco desarrollo de los personajes, todo queda en intenciones (el argumento tambien), no hay evolucion de los personajes ni gran desarrollo de las ideas. Cuando va a pasar algo que podria estar bueno, se termina y listo (como el novio de Shaw...que tiene muy poco peso en la pelicula, y podria tener mas). La verdad me entretuvo, iria a ver una secuela, pero sin esperar que sea la pelicula del anio. Saludos.
ResponderBorrar