Este comentario fue escrito originalmente para Casa Brutus
Uno se sienta a escribir una reseña de un disco, y trata de evitar los clichés. Pero claro, hay algunos que son inescapables, especialmente porque muchas veces es imposible juzgar la relevancia de un disco si uno no provee un poco de contexto. De esa manera, hablar de The Next Day implica hablar de la desaparición de Bowie los últimos diez años, no sólo de no sacar música nueva, si no de no hacer apariciones públicas, haciéndonos creer que probablemente no nos quedaba David para largo.
Entonces “sorpresa” es inescapable. Igual que “vital”.
Hablar de David también implica otro cliché, el de camaleón, el de reinvención. Y este es más fácil de escapar, porque justamente lo agradablemente sorprendente de The Next Day no es una nueva reinvención de Bowie, una nueva persona, una nueva exploración musical: es cómo “lo mejor de Bowie”, pero no en el sentido de refrito o
recorrido de carrera, si no de resumir todo lo que hizo de David Bowie, DAVID BOWIE.
David se sentó, se rodeó de algunos de sus colaboradores más consistentes de los últimos cuarenta años y se puso a hacer un excelente disco de David Bowie. No el más innovador, si no uno que destila lo mejor que tiene para ofrecer: sus canciones, su versatilidad como cantante (y de paso da cátedra de como un fumador consuetudinario que estuvo de gira más de la mitad de su vida, todavía puede ser un mejor cantante que cuando tenía 25), el equilibrio entre lo intimista y lo “out there”. En general, el David “me arremango y soy profesional” lo que hace es un “back to basics”: buenos arreglos de rock, con un dejo avant garde pero bien lejos de tratar de reinventar la rueda, canciones breves y concisas (es refrescante un disco no-punk con canciones duración promedio 3 minutos 30 segundos, como el ideal indica. Y traten de conseguir alguna de las ediciones limitadas, con una joyitas de 2 minutos que tienen una inmediatez que varios artistas en edad de ser nietos de David tendrían que escuchar e intentar reproducir).
Y que canciones! Cuándo el día de su cumpleaños nos sorprendió a todos con Where are we now? hubo quienes clamaron aburrimiento, o madurez en un sentido peyorativo. Nada más lejos de la verdad: el álbum es fuerte, enérgico, pero también necesitaba de Where we are now? para reflexionar, para pensar, y no voy a decir para “explicar” los últimos diez años, pero por lo menos aludir a los mismos. De hecho,
todas las canciones tienen algo en sus letras que nos hace sentarnos y escuchar, algo actual, del mundo, de su vida. Este es un disco de canciones claramente nuevas, no de rescatar sobras de otras épocas. Y si alguno sigue con esa idea, háganle escuchar If you can see me para ver que la esencia Bowie sigue intacta y muy, muy lejos del “viejo que hace discos de baladas”.
Dudo que tengamos la suerte de una nueva gira de Bowie, pero si así lo eligiera, todo el disco podría ser tocado por una banda de formación tradicional en vivo, sin que nada se perdiera, demostrando una vez más que no se trata de innovaciones formales, de trucos de estudio, de superproducciones: se trata de consistencia, de solidez, de confianza en que lo que se está haciendo es lo mejor.
Leo comentarios que dicen “clásico” refiriéndose al álbum. Yo no puedo saber como el tiempo va a tratar al disco, sólo puedo decir que David ya es un clásico. Si me preguntan, preferiría definir The next day como atemporal. Y no se me ocurre mejor halago.
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