Me acuerdo cuando en algún momento de los ochenta empezaron a salir los discos tardíos de los Rollling Stones, que básicamente tenían una canción radiable y mucho relleno, cómo el fan de la banda me daba un poco de lástima por la falta de ganas que le estaba poniendo su artista favorito. Claro, en esa época mis artistas de cabecera eran todavía frescos y vitales, la novedad era la moneda corriente y era fácil hacer el contraste. Me resulta raro hoy pensar que los Stones 88 estaban por los 25 años de carrera, cuando algunos de los artistas que sigo, tal como los Depeche que aquí nos ocupan, ya pasaron comodamente las tres décadas de actividad. Y no estoy diciendo que Delta Machine, por caso sea como uno de esos discos sin ganas, pero tampoco estamos en la mejor época de la banda. Y no está mal: como analizábamos por redes sociales con amigos en estos días, lejos quedó la Etapa Imperial de Depeche, una de las más largas y fructíferas de las que se tenga memoria, y con que nos tiren un disco profesional, nos alcanza.
En ese sentido, DM (la banda y el disco) no decepcionan completamente, como desde hace una década, desde que empezaron a trabajar con Ben Hiller. Pero tampoco entusiasman de la misma manera.
Los motivos son muchos y variados, algunos objetivos y por lo menos uno muy subjetivo. En la primera categoría tenemos que desmitificar que hizo de Depeche Mode Etapa Imperial lo que fueron: eran las canciones de Martin, por supuesto. Y el carisma de El Dave. Pero la musicalidad, el SONIDO, ese que inspiró un género completo de música, a artistas de todo el mundo por años después, era producto de Alan Wilder. Y lo extrañamos a Alan, a la musicalidad, la originalidad, a la experimentación de Alan. La historia de DM post 93 es la de buscar como llenar ese vacío, y gente como Tim Simenon o el ya mencionado Hiller están demasiado influenciados por el clásico DM de Alan como para aportar algo original. Y permitirle a Dave meter un par de sus canciones con sus colaboradores externos no es la solución (aunque va mejorando, Secret to the end remite a Suffer Well como un Dave competente, casi al nivel de Martin)
En lo subjetivo, mi historia de amor con Depeche tiene un final tan definitorio que no es "alrededor de" si no que tiene un momento y un lugar: la elección de Condemnation como tercer single de Songs of faith and devotion. Ese fue el momento en el que decidieron que no les alcanzaba con ser una banda europea perversa, si no que eran "serios", "rockeros", "con auténticas raíces gospel". Básicamente, una banda de estadios norteamericana hecha y derecha. Las canciones de Martin desde ese momento siempre terminan en ese remanido cliché, y por eso no fui de los que aceptaron el primer corte de DM, Heaven, inmediatamente, por tirar tanto para ese lado. De hecho, sólo me reconcilié con Heaven luego de la deconstrucción que hicieron los Freemansons, que remite a aquellos 12" que perseguía por todas las disquerías de Buenos Aires en mi adolescencia.
La combinación de falta de Alan con canción pseudo gospel es lo que hace de estos discos (Delta Machine, pero también Playing the angel y Sounds of the universe) una masa informe con sólo algunos momentos de brillantez que nos hacen reconocer algo como único: las cuerdas en el estribillo de Welcome to my world; la fuerza de Raw Nerve; Soothe my Soul, un futuro clásico en vivo a juzgar por como funcionó en el mini show que hicieron en el programa de Letterman.
Pero la reiteración es lo que aplasta el conjunto, y de la misma manera que en otra época esperaba ansiosamente "la canción que canta Martin", en primera escuchada, en cuanto empezaron los ruiditos al principio de The Child inside, la reacción fue "pfff, seguro que ésta es la que canta Martin", por lo previsible.
Hay un track que quiero destacar por la ambivalencia que me genera: My little universe, que trae un poco de "minimal" para actualizar el sonido y recordarnos cuando todo DM era cutting edge... pero sin olvidarme que el minimal ya es un sonido relativamente viejo, y que en una época, la música bailable electrónica se nutría de Depeche, y no al revés.
Ojo, de ninguna manera considero que este sea un mal disco, y lejos está de lo abismal de Elyseum, por dar un ejemplo. Pero no me tiren la expectativa de "está a la altura de Violator" cuando los más flojo de ese clásico es mil veces mejor que el punto más alto de Delta Machine.
Como los Stones ochentaypico, el disco es una excusa para una gira, una de esas llenas de clásicos que nos hacen sonreir y agitar los brazos, y no está mal. Por 30 años de servicio, les damos ese crédito, que se lo han ganado.
Violator es como una gema única de muchísimos kilates esculpida por los mejores talladores en su mejor momento...Irrepetible!! Gracias por el exquisito y certero artículo Gus.
ResponderBorrarEstoy de acuerdo en todo lo que has escrito. De hecho de los discos que han hecho desde SOFAD me parece Playing the Angel el más aceptable. No quieren reconocer que Wilder ha tenido y tiene mucha más formación músical que ellos (desde pequeño, es músico propiamente dicho). Este disco tiene buenas intenciones, pero está a años luz de sus grandes joyas, sobre todo de los "4 Grandes": Black Celebration, Music For The Masses, Violator y Songs Of Faith And Devotion...si, como decía Gahan, les quedan dos discos más antes de retirarse, espero que estos discos sean el directo de su gira (Delta Machine) y un recopilatorio de hits. Que no insistan más.
ResponderBorrarPor cierto, escuchando el tema Broken de Delta Machine me di cuenta de una cosa (triste, muy triste), y es que esas notas me sonaban demasiado a otro tema (mucho mejor) que había escuchado anteriormente en otra banda: la canción "Insight" del disco Unknown Pleasures de los míticos Joy Division. No es exactamente igual, pero el parecido es excesivo. (Gahan fue fotografiado con su mujer cuando asistía a la Premier del estreno del biopic de Ian Curtis y Joy division llamado "Control" ;y si no recuerdo mal, Anton Corbijn, el director de ese filme hace un documental sobre los Depeche Mode en este último disco...¿casualidad? no creo) Está claro que Depeche Mode son fans de Joy Division y conocerán a New Order, pero de ahí a "calcar" uno de sus temas...con Wilder esto no hubiera pasado. Un saludo.
ResponderBorrarNo sé si "calcado" pero definitivamente muy parecido. Digamos que comparten mucho ADN en común, pero a esta altura de los acontecimientos, es inaceptable.
ResponderBorrarOff topic: Me encanta como este posteo (mucho más popular que lo habitual) se está transformando en un lugar de opinión y "venting" sobre el disco.
Te doy toda la razón; estuve re-leyendo una comparación que se hizo en su día a unos jóvenes The Cure (para mí su, como la llamas, Etapa Imperial: Seventeen Seconds, Faith (su single Charlotte Sometimes...con su cara B...siempre me han parecido las caras B más interesantes que las canciones principales de algunos discos en esa banda, especialmente en Wild Moods Swings) y Pornography) con los Joy Division incluso con New Order (se comparó el celebérrimo Blue Monday de New Order con el tema The Walk de The Cure), pero en aquella época la electrónica estava relativamente limitada...hablamos de finales de los 70 y principios de los 80. Grandes eran los esfuerzos de estos músicos (Joy division/New Order y The Cure) incluso del productor Martin Hannett de Joy Division. Pero que ahora me vengan Depeche Mode con que sus discos son "más orgánicos y directos" y su sonido más "primitivo" para intentar tapar las carencias (tremendas) que muestran sin Alan Wilder (necesitan 5 o 6 productores en cada disco para suplir a Wilder y ni te cuento en los directos...que tú sabrás mejor que yo) pues no cuela, y mucho menos con la cantidad de posibilidades que ofrece hoy en día la electrónica, ni mucho menos tan limitada como hace 35 años. Un saludo.
ResponderBorrar"estaba" quería decir...se me coló el valencià.
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