“Should we
lunch” ”I want to burn this place down”
Este episodio de Mad Men está dedicado a la memoria de
Mike Nichols.
Este comentario de este episodio de Mad Men está
dedicado a la memoria de Rachel Menken-Katz, uno de mis personajes favoritos de
la serie.
No es novedad que en la medida que nos vamos
transformando más y más en una sociedad de información y servicios, irán
apareciendo más crisis de “mitad de la vida” de gente que no ha logrado nada, o
que por lo menos lo van a vivir de esa manera. Si éxitos, muchos de ellos que
se miden en dinero, pero con poco para mostrar a cambio. Si a esto le sumamos
fracasos familiares de distinta índole, es esperable que la crisis se ahonde aún
más.
Nuestro protagonista, Don Draper, hace siete
temporadas que está teniendo una crisis existencial delante de nuestros ojos,
por una variedad de motivos (en la sociedad de servicios trabajamos todos, pero
no todos usurpamos la identidad de otra persona, como para comenzar), pero este
es uno de los principales de ellos. Don lo ha expresado en hechos y en palabras
a lo largo de los años y ha sido un subtexto de la serie desde los primeros
episodios, generalmente, por fuera de Don, en la persona de Ken Cosgrove.
Ahora que se acerca el final, Mad Men está, sin
ninguna culpa, mirando hacia atrás, y el subtexto se hace texto, y esta crisis,
carne en Don, evidenciada además por lo que lo rodea, no casualmente el mismísimo
Ken y una de las primeras personas ante las que sinceró este vacío: Rachel
Menken.
Todos en la agencia están pasando un momento de bonhomía
económica luego de la venta a McCann, pero desde los White People Problems de
Pete a los Busty Woman Problems de Joan, se hace evidente que la ilusión de
felicidad económica no alcanza, por difícil que les resulte de creer a Ken y
Peggy, quienes son los receptores o testigos de estos problemas. Ken suma un
problema adicional, que es el ser despedido de Sterling Cooper sin demasiado
ceremonial (el “severance” del título alude tanto al arranque o separación que
sufre Don como al “severance pay”, indemnización, de Ken). Pero la ventaja de
Ken es ser un pragmático: mientras que Don podemos estar seguros que se seguirá
regodeando en la crisis por lo menos hasta el último minuto que lo veamos, Ken,
el menos neurótico de todos los personajes de Mad Men, tiene dos salidas
posibles, ambas con sus gratificaciones: o dedicarse a su escritura y seguir el
camino creativo, o vengarse en forma de una posición de poder en Dow que sometería
a la agencia. Gana esta segunda, pero algo me dice que lejos de presenciar los
dolores de cabeza que va a traer, como Ginsberg, Bob Benson o Bert Cooper en
los episodios anteriores, esta historia fue una despedida del personaje.
A Don, a quien post-segundo divorcio la vida en apariencia
le sonríe, un tema laboral lo lleva a un raro momento onírico y a uno de sus “fantasmas”
(en el sentido psicoanalítico de la palabra): Rachel. En lugar de dejarlo ahí,
intenta contactarla y se entera que acaba de fallecer. No siempre es fácil empatizar
con personajes de ficción, menos aun con uno con quien tenemos tanta distancia
como Don, pero tanto la actuación de Hamm como el recuerdo que tenemos de
Rachel hacen que nos quede clarísimo el duro golpe que esto significa. Mal que
le pese a Don además, lejos de quedarse esperándolo, Rachel, vivió la vida que quería.
Rachel “hizo algo”, como Ken considera por un momento hacer antes de tomar otro
camino. La fachada de modelos y “cuatro chicas en espera” se cae a pedazos. Y
Don, como muchos otros personajes de Mad Men, lo canaliza en un pequeño acting,
esta vez con la camarera Di, a quien en su estado de estupor no puede separar
de lo onírico. Supongo que esta historia recién se está armando, nos queda
especular si esta nueva-vieja crisis lo lleva a Don a caer del proverbial edificio
al vacío o a finalmente “hacer algo”. Nos quedan unas pocas semanas para enterarnos.
Algunas observaciones al paso:
- Elegí hablar de Don y Ken, pero no porque las demás historias no merezcan atención. Sobre Joan, Peggy y el conflicto que las une (separa), escuchen el s02e06 de La Podcast.
- Peggy aceptando la cita a ciegas y casi terminando en Paris es otro de los “aprovechar el día” explícitos en el episodio. Peggy se merece una alegría a este nivel, veamos si esta vez le toca.
- Otros llamados al pasado en el episodio: Medias Topaz, el breve paso de Ken por McCann luego de la creación de SCDP, la carrera de escritor de Ken, Barbara Menken, Don vendiendo pieles, el paso de Joan como vendedora de department store.
- No tenemos aparición de ninguna señora Draper en este episodio. Hace ya temporadas que es costumbre que Betty aparece en el segundo episodio de la temporada, parece que ahora que es “ex” Megan sufrirá la misma suerte.
- Ausentes también Jim Cutler y muy obviamente, Lou Avery (Don está de vuelta en su oficina). Me pregunto si tendremos alguna referencia explícita a que sucedió con ellos.
- El “raro momento onírico” que menciono más arriba es raro por extraño, no porque no sucedan a menudo, ya que son un clásico de la serie.
- Di la camarera nunca apareció antes en la serie, pero es otra de las morochas con las que Don se suele enganchar. El jueguito es que Di (“Dai”) suena a “die”, morir. Que empiece la especulación nuevamente.
- Agregando a la especulación: el vino sobre la alfombra remite tanto a la escena de “sexo dominante” con Megan como a una obvia mancha de sangre.
- Montones de “lógica del sueño” en la secuencia con Rachel, desde las –supuestas- incoherencias del dialogo a Ted transformándose en Pete.
- La canción de Peggy Lee que sirve de lei motiv, el libro de John Dos Pasos que está leyendo Di y el discurso de Nixon ponen la acción aproximadamente en abril de 1970. Si vamos a seguir secuencialmente o a los saltos, está por verse.
- Por si había alguna duda que entramos a los 70s, no hay más que ver las caras de Roger y Ted *risas*.