A veces
somos increíblemente críticos de la ficción hecha en Argentina (muchas veces
merecidamente, no nos engañemos), olvidándonos que sufren de una falla
estructural que es impuesta empresarialmente: la historia tiene que ser diaria
y probablemente durar unos 9 meses. Aun los más apreciados y cuidados ‘unitarios’
(pésima nomenclatura) terminan siendo 50 y pico de episodios en un año.
Tilingos
como somos, ponemos el ejemplo gringo como contrapartida, olvidándonos o a
veces simplemente ignorando cuanto relleno, pasos en falso y vueltas de tuerca
innecesarias hay en cualquier serie norteamericana de formato standard: 22
episodios anuales, generalmente emitidos de septiembre a mayo.
Pero esto está
cambiando: las cadenas de cable, especialmente las de subscripción paga, tienen
otras reglas, otros presupuestos y otras libertades, y suelen favorecer un
formato que por su extensión resulta ideal: 13 episodios anuales. HBO abrió el fuego a fines de los 90, con The
Sopranos, The wire y Sex and the City, y bien o mal, cambiaron el panorama de
la televisión tal como la concebimos en lo que va del siglo XXI.
El numero
13, arbitrario como parece, hasta tiene una razón industrial: el proceso para
la aprobación y compra de una serie por parte de un canal es (o era) más o
menos así: se escribe un guion de un “piloto” y una guía de cuál sería la dirección
general de la serie (protagonistas, tono dramático, puntos argumentales
principales) y si genera el suficiente interés y/o si hay una estrella “de
nombre” asociada, se filma el piloto, generalmente con el costo a cargo de una
productora o por el canal (1) . Si el piloto gusta, se
hace una orden por 13 episodios, unos 3 meses de compromiso de emisión. Si la
serie funciona (audiencia y prestigio son los determinantes), se pide lo que se
llama el “back 9” (los 9 restantes) para completar la temporada de 22. Ese 13
inicial quedo como sinónimo de “serie básica”.
¿Y
por que el 13 funciona? Mas allá de las cualidades individuales de cada
producto, el formato impone una serie de reglas: un piloto o primer episodio de
la temporada fuerte que presenta la información básica y hace de gancho; poco
lugar para el relleno; a no más tardar a la sexta semana los conflictos
principales tienen que estar planteados o ya dando su vuelta de tuerca; y para
el 12 tienen que sentarse las bases para resolución. The End. También, el
compromiso del televidente es diferente: es más fácil que acordemos hacer algo
que dura tres meses más que nueve, y al mismo tiempo, sabiendo que son solo 13
episodios, difícilmente nos demos el lujo de perdernos uno.
Y los
grandes actores, aquellos que “sólo hacían cine” también se comprometen más fácilmente
a hacer un producto que les deja el tiempo libre necesario para filmar una película,
presentarse en el teatro o hacerse carísimos tratamientos de belleza. Y
mientras la industria cinematográfica cada vez más se guía por las encuestas y
los caprichos de un público de menos de 25 años, las series son disfrutadas por
un segmento más amplio de la población, menos obsesionado con la edad de los
actores.
Así es como
en los últimos años gente como Glenn Close pasó del cine a la TV haciendo algo
del mejor trabajo de su carrera, y en los próximos meses viejas glorias como
Dustin Hoffman o Jane Fonda van a estar protagonizando ficciones semanales.
El desarrollo
de las historias recuerda también mucho al de una novela, y este es uno de los
motivos por los cuales los analistas culturales suelen decir que la elusiva ‘gran
novela americana’ no se está escribiendo si no filmando en alta definición.
Claro que
este formato no es único ni el mejor, ni el que mejor se adapta para todas las
ideas: la premisa de 24 giraba justamente alrededor de esa cantidad de horas y
la BBC ha impuesto con comodidad las series de 6 episodios anuales, o aun más
irregulares, como la serie de casi películas que era Prime Suspect. Pero si
pensamos en lo más fuerte de la última década y monedas, se trata del 13: Sopranos,
Mad Men, Breaking Bad, Curb your
enthusiasm, Nurse Jackie, Life on Mars, Damages .Y también como romper ese formato las
hace hacer agua: Sex and the City paso a hacer temporadas comunes de 22
episodios y mucho del encanto original se fue diluyendo.
¿Qué
series están mirando? ¿Se enganchan más fácil con las de 13 episodios? ¿Se
frustran con las de 22 que pierden el rumbo? Charlemos!
A mí me pasa que si bien quiero 22 capítulos - o más - las de 13 me dejan tanto con las ganas que me paso 9 meses esperando que vuelvan, y ni loca me pierdo un capítulo!
ResponderBorrarLas de muchos episodios anuales, me entretienen, pero no me apasasionan. Tienen que inventar tanta historia que no va con el argumento inicial, que se termina diluyendo, y convirtiéndose más en una serie para pasar el tiempo. 13 capítulos: la fórmula ideal.