Hay
gente que sigue bandas, o cantantes. Hay gente que sigue géneros musicales. Hay
gente que se hace fan de una década o un país en cuanto a música se trata. Yo
sigo productores.
Me tomó varios años hasta que lo entendí. Me compraba un disco, y el crédito mas importante en algunos casos era para un extraño señor: el “productor”. Y no tenía mucha idea de que hacia esta persona. Parte de la confusión venia por la mala costumbre, especialmente en Argentina, de llamar “productor” al ejecutivo detrás del álbum, lo que hoy llamaríamos un “productor ejecutivo” digamos, o como se entiende la producción cuando hablamos de cine, no de música.
Luego de a poco fue empezando a encontrar relaciones: el disco de A sonaba similar al disco de B, a pesar de que A era una banda norteamericana y B una solista inglesa. Lo único en común entre ambos artistas era el productor C, lo que claramente indicaba que el rol de este señor era algo más que poner la plata o asegurarse que todos los recursos estuvieran disponibles en tiempo y forma (de haber tenido estas dudas hoy, habría creído que un productor era un Project Manager? Para reflexionar, diría una famosa twittera...).
Lo cierto es que había (hay) gente que toma el rol de productor en un disco. No es un rol o tarea único: algunos son músicos, otros arregladores, varios ingenieros de grabación, la mayoría una combinación de todo esto. Y quien produzca un disco tiene por función sacar lo mejor del artista producido, y según que tanto intervengan, muchas veces dejar un sello personal, tan audible como el sonido de guitarra de W, la voz de Y o las melodías de Z.
Me tomó varios años hasta que lo entendí. Me compraba un disco, y el crédito mas importante en algunos casos era para un extraño señor: el “productor”. Y no tenía mucha idea de que hacia esta persona. Parte de la confusión venia por la mala costumbre, especialmente en Argentina, de llamar “productor” al ejecutivo detrás del álbum, lo que hoy llamaríamos un “productor ejecutivo” digamos, o como se entiende la producción cuando hablamos de cine, no de música.
Luego de a poco fue empezando a encontrar relaciones: el disco de A sonaba similar al disco de B, a pesar de que A era una banda norteamericana y B una solista inglesa. Lo único en común entre ambos artistas era el productor C, lo que claramente indicaba que el rol de este señor era algo más que poner la plata o asegurarse que todos los recursos estuvieran disponibles en tiempo y forma (de haber tenido estas dudas hoy, habría creído que un productor era un Project Manager? Para reflexionar, diría una famosa twittera...).
Lo cierto es que había (hay) gente que toma el rol de productor en un disco. No es un rol o tarea único: algunos son músicos, otros arregladores, varios ingenieros de grabación, la mayoría una combinación de todo esto. Y quien produzca un disco tiene por función sacar lo mejor del artista producido, y según que tanto intervengan, muchas veces dejar un sello personal, tan audible como el sonido de guitarra de W, la voz de Y o las melodías de Z.
George Martin hace magia |
Tal
vez el más emblemático de los productores sea George Martin, el señor
responsable de los discos de los Beatles. Según a quien le pregunten, es tan
importante como John y Paul o es el monstruo que destruyó la esencia de la
banda (uno de los experimentos más interesantes desde un punto de vista
puramente clínico es escuchar Let it be...naked como para entender que le
agregaba Martin a la banda. No que las grabaciones sin las secciones de cuerdas
y esas cosas no tuviesen su participación, pero en gran parte ese era su “valor
agregado”).
Productores hubo siempre, pero fue en los ochenta que empecé a registrarlos, y también en esta época que aparecieron ciertos productores súper estrellas, lo suficientemente importantes como para que se los mencionara tanto o más que al artista de turno.
Productores hubo siempre, pero fue en los ochenta que empecé a registrarlos, y también en esta época que aparecieron ciertos productores súper estrellas, lo suficientemente importantes como para que se los mencionara tanto o más que al artista de turno.
Trevor Horn en su ambito natural |
El
más claro ejemplo, y también mi favorito, es Trevor Horn. Trevor primero se
hizo tristemente famoso por ser el reemplazo de Jon Anderson en Yes, tarea poco
feliz si las hay (no por nada el disco que grabaron juntos se llama “Drama”).
Horn también grabó como parte de The Buggles, que tuvieron ese mega éxito que
adelanto de que venían los ochenta que fue Video killed the radio star.
Pero su verdadero mérito, fue como productor. Responsable del estilo “exceso”
de la obra maestra de ABC, Lexicon of Love, también tuvo varios éxitos
en Inglaterra con un grupo que casi no se recuerda llamado Dollar. Ahí fue
cuando empezó a experimentar sin límites (Dollar era una pareja de cantantes, así
que todo lo demás estaba abierto a que hiciera lo que quisiera). Pero el
verdadero momento Trevor fue junto con Frankie goes to Hollywood. Inaugurando
lo que sería una era de “control absoluto” (Trevor y su compañía eran los
productores de la música, los ‘publishers’ de las canciones, la compañía discográfica,
la empresa que hacia los videos, que producía el material grafico...TODO) que
luego sería perfeccionada por Stock, Aitken y Waterman, Trevor tomó a esta
banda basada en su escandalosa imagen, los puso a promocionarse, mientras él y
su grupo de amigotes músicos de sesión grababan un disco súper ambicioso del
cual la banda prácticamente no participó. El resultado auditivo es increíble,
especialmente porque adelanta recursos de producción y grabación que ahora nos
suenan “ochentas” pero que no se usaban hasta ese momento. Trevor también tuvo
su momento experimental como parte de The Art of Noise, y volvió con Yes pero
tras bambalinas para el exitosísimo 90125. Hizo otro experimento con un
artista “todo imagen” con Grace Jones, el icónico Slave to the Rhythm (un álbum entero basado en una sola canción versionada 9 veces) y luego estuvo unos años produciendo canciones sueltas para varios artistas (para ese momento, su tarifa de producción era tan cara que ninguna
compañía quería pagar para que produjera un disco completo) para volver más moderado con otro descubrimiento:
Seal, a quien le produjo sus primeros cuatro discos y lo lanzó a la fama.
Durante esos años guardado, el ‘Trevor en ausencia de Trevor’ fue Stephen Lipson, su 'segundo de comando' y productor de Propaganda, Act, y el segundo disco de Frankie, que luego se independizó y creó otro vinculo creativo de artista/productor único, junto con Annie Lennox en esa joya que es Diva y sus dos seguidores, Medusa y Bare.
Las tres obras maestras de Annie + Lipson |
Annie,
claro, fue durante años la compañera musical de otro productor, Dave Stewart. Aquí
el caso es muy distinto: si bien me encantan los discos de Eurythmics, nunca me
pareció un productor interesante con otros artistas (y miren que trabajo con
TODOS: George Harrison, Daryl Hall, Tom Petty, Bob Dylan, su esposa Siobhan
Fahey en Shakespear’s Sister, No Doubt y siguen las firmas...).
Leer los créditos de producción también lleva a encontrar extraños paralelismos, como los de Madonna y Duran Duran, que en distintos momentos trabajaron ambos con Nile Rodgers (otro prócer de la producción), Shep Pettibone y el combo Timbaland/Timberlake/Pharrel). Y hablando de Madonna, famosa por su actitud ‘úselo y tírelo’ con los productores (que, admitamos, luego lucran muy bien con tener esa línea en su CV), uno de sus protegidos es Stuart Price, que pasó de oscuro remezclador al productor de The Killers, Scissor Sisters, Kylie y tantos otros luego de trabajar con La Señora.
Hay productores que tienen su ‘tic’ que los hace inmediatamente reconocibles, desde los discos de Stock Aitken Waterman que utilizan exactamente la misma base en todas las canciones, a los de Rick Nowels (Belinda Carlisle, Kim Wilde) con sus “coros de niños”. Y otros son “descubridores” tipos con un sexto sentido que los lleva a empezar algo que luego será más relevante e influyente de lo que uno se puede imaginar. El caso emblemático es Nellee Hooper, el monstruo detrás de los lanzamientos de Soul II Soul, Massive Attack y Bjork, tres de los artistas más influyentes de los últimos veintipico de años.
Leer los créditos de producción también lleva a encontrar extraños paralelismos, como los de Madonna y Duran Duran, que en distintos momentos trabajaron ambos con Nile Rodgers (otro prócer de la producción), Shep Pettibone y el combo Timbaland/Timberlake/Pharrel). Y hablando de Madonna, famosa por su actitud ‘úselo y tírelo’ con los productores (que, admitamos, luego lucran muy bien con tener esa línea en su CV), uno de sus protegidos es Stuart Price, que pasó de oscuro remezclador al productor de The Killers, Scissor Sisters, Kylie y tantos otros luego de trabajar con La Señora.
Hay productores que tienen su ‘tic’ que los hace inmediatamente reconocibles, desde los discos de Stock Aitken Waterman que utilizan exactamente la misma base en todas las canciones, a los de Rick Nowels (Belinda Carlisle, Kim Wilde) con sus “coros de niños”. Y otros son “descubridores” tipos con un sexto sentido que los lleva a empezar algo que luego será más relevante e influyente de lo que uno se puede imaginar. El caso emblemático es Nellee Hooper, el monstruo detrás de los lanzamientos de Soul II Soul, Massive Attack y Bjork, tres de los artistas más influyentes de los últimos veintipico de años.
Nellee Hooper produce 3 "disquitos" |
Probablemente
lo más cercano a un George Martin trabajando hoy en día, sea Brian Eno. Eno,
contemporáneo de los artistas de los sesenta y exitoso a su vez como artista en la formación original de Roxy Music, es famoso por su ‘pensamiento
lateral’, que aplicó desde la experimentación de sus discos solistas o a dúo
con David Byrne, a su trabajo produciendo a Talking Heads y que llegaría la
masividad produciendo o co-produciendo 25 años de álbumes de U2 y más acá en el
tiempo, de Coldplay. Lo que tiene Eno de particular es justamente que no pone
el ‘sello Eno’ en todo lo que graba. Lo que hace es trabajar con los artistas
para que saquen lo que potencialmente podrían hacer, una especie de coach
místico que destila la idea utópica de lo que tendría que ser un productor.
Todo dicho |
Ahora
vayan, los que aun compran discos (o los compraron alguna vez) y busquen en los
créditos quien es el productor o productores. Busquen coincidencias. Escuchen
diferencias. No volverán a escuchar música de la misma manera.
te entiendo porque yo miro todas las pelis de Tim Burton... vos buscás productores de música, yo de pelis...
ResponderBorrarSi, igual Jess, la comparación con las pelis es peligrosa, porque el director no deja de ser el "dueño" de la película, en cambio el crédito al productor está más escondido en la música. Pero el concepto de "seguir", si definitivamente
BorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarCoincido con lo comentado y con la obsesión con los productores. Me parece que te faltó nuestro querido y prematuramente desaparecido Alex Sadkin, quien tanto hizo por Graces antes de Trevor, y por tantos otros más... De Trevor, agregar que algo que demuestra su fama, prestigio e influencia en los 80´s, es haber sido la primera opción como productor de Do they know it´s Christmas; y mencionar su brillante trabajo con Marc Almond, Tenement Symphony; aunque solo haya llegado a producir la mitad del disco, por sus discrepancias con Marc y por estar ya muy ocupado con su love affair con Seal...
ResponderBorrarSi! Me quedaron montones de productores favoritos afuera y apenas menciono alguno de los que trabajaron con Trevor. Ese "medio disco" como bien decís con Marc es una obra de arte.
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