Una de las
maravillas de los diversos recursos de ficción que no solemos apreciar y sin
embargo siempre está ahí es el manejo del tiempo. A veces de manera invisible, a veces
obviamente; el tiempo se acelera, se detiene, se retuerce sobre sí mismo; va
para adelante y nos muestra un flash del futuro, o va para atrás y nos cuenta
el origen de algo. Libros y películas lo vienen haciendo desde sus orígenes,
pero hoy quería hablar de las historietas y las series de televisión, que por
su naturaleza seriada tienen sus propias ventajas y desafíos.
Scott McCloud explica como nadie el paso del tiempo en las historietas |
El historietista
y teórico de los comics Scott McCloud en su imprescindible libro “Understanding
Comics” (“Como se hace un comic” en su edición de lengua castellana) explica el
efecto de lo que sucede entre los márgenes (lo que en inglés se llaman "the gutters"): pasar de una viñeta a la que sigue
puede ser una secuencia de un segundo o de 10 años, el tiempo queda en la transición.
Esta libertad ha sido aprovechada, ignorada o abusada a través de los años por
diversos creadores. Creadores que rara vez son inmunes a las tendencias y las
presiones del mercado, por lo que a veces parece que hay una sola manera de hacer las cosas.
Las
historietas, especialmente las norteamericanas y “de género” (superhéroes, pero
también de aventuras, westerns, guerra, etc.) fueron originalmente consideradas
un producto no sólo para chicos, sino además como algo descartable y de consumo
aleatorio. Esto significaba que las historias tenían que ser autocontenidas,
empezar, terminar y explicar todo lo necesario en las pocas páginas que tenían asignadas.
A este estilo de narración, rápida, sobre expuesta y de resoluciones arbitrarias
se la conoció, retroactivamente, como ‘compresión’ o ‘hiper- compresión’: mucha
historia, poco lugar.
Con los
años, cambios en los gustos de la audiencia y en la manera de comercializar los
‘comic books’ llevo a que existiera la posibilidad de contar historias más
largas y complejas, que podían extenderse por más de un número, o de contener
argumentos secundarios que duraban varios números, independientemente de que se
resolvieran historias puntuales. Este formato, claro, es el de las series de TV
del tipo de médicos o de abogados: hay un “caso de la semana” que se resuelve,
pero al mismo tiempo historias más largas, generalmente relacionadas con la
vida personal de los personajes, que se extienden en el tiempo, en lo que
algunos peyorativamente consideran una estructura de teleteatro.
Pero algo
pasó en el mercado de las historietas: las ventas de los números individuales
comenzó a declinar, con cada vez mas lectores optando por esperar a que fueran
coleccionadas en un libro. Las dos grandes editoriales, Marvel y DC, por
diversos motivos comerciales, comenzaron a apoyar cada vez más esta práctica, y
directa o indirectamente, bajaron una línea editorial: “Write for the trade”
(escribir para la colección). De esta manera, lo que antes era una historia de
22 páginas con principio y fin, ahora es una historia de 6 números (que
recordemos, son mensuales) cuyo objeto principal es ser coleccionada eventualmente
en un libro. Claro que hay autores que utilizaron este nuevo formato para
contar historias más complejas y sutiles, desarrollar personajes, reparar en
detalles. Pero otros simplemente las usaron para estirar innecesariamente
historias sin ningún peso, agregar diálogos irrelevantes o pasar números y números
de cabezas que hablan sin que la historia avance. El principal ofensor es el
escritor Brian Michael Bendis, a cargo de los principales personajes de la
Marvel desde hace casi 10 años. A este efecto rebote de lo que fue la hiper- compresión
se lo conoce como ‘descompresión’.
Las famosas "cabezas Bendis" que hablan y hablan y hablan... |
Las
historias descomprimidas están por todas partes, claro. Ya mencionamos que los
libros y las películas siempre usaron estos recursos, desde la novela rusa a
mucho del cine de arte actual, siempre criticado porque “no pasa nada”. Pero
eso es un tema para otra columna. El origen de ésta fue que el fenómeno de descompresión
hizo el salto también a las series de televisión, con resultados mixtos.
Tal vez el
caso más extremo es el de 24, cuya
premisa básica era justamente la descompresión como recurso narrativo: contar
la historia de un día en lo más parecido al tiempo real: 24 episodios de una
hora. Independientemente de que gustara o no, el recurso generó un impacto y
gran parte del éxito de la serie se debió a esta originalidad.
Pero la descompresión
a veces nos genera un efecto contrario, especialmente cuando invertimos horas
de nuestro tiempo, o a veces meses (recordemos que estamos hablando de
ficciones semanales) en una historia que sigue más o menos en el mismo lugar.
Estoy pensando en Breaking Bad, la
aclamada serie que justamente fue creada por Vince Gilligan, que como guionista
de The X-files algo sabe de extender historias
más allá de lo necesario. Obviamente nadie puede acusar
a Breaking Bad de que no sucede nada,
al contrario, suceden demasiadas cosas. Pero cuando uno repara que estamos en
el final de la segunda temporada y la esposa del protagonista aun sigue
embarazada, empezamos a empantanarnos. Episodio 1: mujer embarazada de 7 meses.
Episodio 20, 2 AÑOS DESPUES, mujer
que recién esta por dar a luz. La suspensión del descreimiento empieza a estar
al límite.
Promocion de la segunda temporada de Breaking Bad. Skyler TODAVIA embarazada |
Como dice
el encabezado de este blog, aquí no hay opiniones objetivas. En lo personal, la
descompresión me cansa, me hace perder el interés. Claro que a veces se compensa
con otros matices (más allá de que la use de ejemplo, Breaking Bad utiliza el
recurso mayormente con éxito, para mostrar las sutilezas evolutivas del
personaje de Walter White), y depende también del compromiso económico mas alla
de lo temporal que tengamos: si cada historieta sale un promedio de 3 dólares,
con nuestro tipo de cambio y la dificultad para conseguirlas, queremos que pase
ALGO y no tener que esperar seis meses para un “continuará” que probablemente
decepcione de todas maneras.
Muy buen post, Gus! Se aprecia mucho y yo soy menos objetivo que vos con este tema. Bien.
ResponderBorrarA mi me pasa igual, y la pena no es que utilicen este recurso al servicio de las necesidades de la historia, sino a las necesidades de producción, porque hay que hacer tanto capitulos por temporada y se tienen que ceñir a un espacio muy concreto, no se que el seguidor se pierda.
ResponderBorrarYo a la lista añadiría Juego de Tronos, que casi se mueve en un "tiempo de nadie" muchas veces, porque en ocasiones no sabes cuando ha ocurrido, ni el tiempo que ha pasado, aunque existen ciertos indicios insalvables, como la edad de los personajes.
El comic de The Walking dead tambien peca de ser un coñazo donde los personajes hablan, y hablan, y hablan. Y lo peor, es que son meros clichés soltando paridas estereotipadas.