jueves, 27 de diciembre de 2012

Cómo se debe ver una estrella pop: AFEMINADA


Hace muchos años, le preguntaron a Phillip Oakey de la Human League como debían ser las estrellas pop. Phil no lo dudó: “tengo ideas muy claras de cómo se debe ver una estrella pop: afeminada”.
El bueno de Phil, que más allá de un gusto por los cortes de pelo asimétricos, el delineador aplicado con brocha y la bijou grande y brillosa,  es declaradamente heterosexual, no estaba defendiendo su lugar en el mundo ni haciendo una apología de la diversidad sexual y de género, si no que estaba reivindicando el valor subversivo que debía tener una verdadera estrella pop, ya fueran las inquietantes caderas de Elvis, el constantemente en crecimiento cabello de los Beatles o David Bowie en todas sus manifestaciones.
El éxito que inmediatamente después tuvo la Human League a principios de los ochenta hizo que Phil no sólo predicara con sus palabras sino también con el ejemplo, y no estaba solo: con Bowie y Roxy Music como sus estandartes, los chicos del club Blitz que al poco tiempo se conocerían con el nombre genérico de New Romantics pronto se transformarían en la nueva generación de músicos pop, y habiendo sabido o no lo que opinaba Mr Oakey, lo tomaron al pie de la letra. Steve Strange, Marilyn y por sobre todos y todas Boy George redefinieron lo que era ser una pop star por el próximo lustro. Lo de George fue doble o triplemente subversivo, porque con su imagen dulce y sus canciones de pop perfecto, logró meterse en el living de la abuelita y de las madres, en los programas infantiles, en los diarios de gran circulación. Como un proto teórico queer separando los carriles de género y sexualidad, de hecho, desexuando el género con una humorada (“prefiero una taza de té al sexo”) hizo más por la aceptación de la estética trans y la visibilidad LGTB que muchos movimientos organizados, tanto antes como después.  Y claro, una vez que se abrieron las puertas, era imposible cerrarlas. De hecho, la proliferación de artistas con la misma estética a la luz del éxito de Culture Club, hizo que George diera la primera de varias patadas al avispero, cambiando radicalmente su look clásico de las trencitas: mientras que Haysi Fantayzee o Pete Burns de Dead or Alive corrían tras la estética dreadlock, George hizo una ya clásica sesión de fotos teñido de platinado con una remera con la leyenda “Clone Wars” (Guerra de los clones. Si geeks, en 1984).
George en la era Clone Wars
Pero si George estaba desexuando el género, Pete Burns lo estaba resexuando: por un lado con su escandalosa imagen pública y abierta declaración de bisexualidad (“tengo uno de cada”, y nada de declaraciones vacías a lo Bowie en los 70: Pete salía en público con su esposa Lynne y Steve Coy, el baterista de su banda) y por otro yendo a la disco gay por inspiración y logrando el crossover del HI-NRG propio de este ámbito al tope de los charts con You spin me round (like a record), que irónicamente, sería el comienzo del final a esta era de oro de la música pop ambigua o abiertamente LGTB al darle curso al éxito al pop reblandecido y tatcherista de Stock, Aitken y Waterman.
Pero antes del final, había más, mucho más. Pete abrió la puerta del closet de la disco gay, y por ahí se escaparon Frankie goes to Hollywood y Bronski Beat. Frankie y los Bronskis funcionaron como las dos caras de la cultura gay del momento: Frankie la hedonista y decadente, obsesionada con el sexo y flirteando con la iconografía leather,  y Jimmy Sommerville y compañía, la cara militante, pidiendo igualdad y derechos y proclamando su “normalidad” de chicos ingleses de clase trabajadora. Los Bronski también invitaron a su inspiración Marc Almond y le tendieron una mano fuera del closet en su colaboración para el cover de Donna Summer I feel love, cuyo video es la Cosa Mas Gay de Todos Los Tiempos.

Mientras que Elton y Bowie tenían mediáticas bodas blancas con señoritas de alto perfil, George, Dead or Alive, Frankie y Bronski Beat, más varios  one hit wonders o extraños crossovers como Divine o Man2Man con Man Parrish, y chicas andróginas como Annie Lennox o Alison ‘Alf’ Moyet hicieron que periodistas y voces conservadoras alzaran la pregunta de si para tener éxito en esos años era necesario militar una sexualidad diversa o al menos parecer hacerlo. De hecho, si bien todos estos tenían muchísimo éxito, empalidecían, en varios sentidos, con el éxito y el… ¿kistch? ¿camp? De Wham! y Wake me up before you go-go.  Y en el horizonte, se venía Morrissey y desde su declaración de celibato enamoraba a más muchachitos adolescentes que todos los anteriores juntos.
Ahora imagínense este escenario. E imagínense tener 14 o 15 años y estar haciéndose preguntas sobre su propia sexualidad. Nunca hubo un terreno más fértil. No hay día que no agradezca haber tenido la suerte de transitar estos años con estos visibles y diversos ejemplos (y localmente Federico Moura y Miguel Abuelo, siendo revulsivamente masivos para espanto de los machos puristas del “rock”), el más claro argumento para defender la importancia de la salida del closet con uñas y dientes: no es por vos, por tu carrera, por tus pares; es por esos chicos que necesitan que les digan que está bien ser distinto, que se puede lograr lo que quieras, que los límites de lo “normal” son mucho más amplios de lo que nos quieren vender. 

6 comentarios:

  1. Nací en 1974. En 1984 tenía 10 años. Hice lo que pude a pesar de Frankie y Culture Club. Me acuerdo más de 1986 con "True Blue" de Madonna y con todo el conchaje que vino después. Mucha bandas de minitas. Intenso!

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  2. Excelente posteo, btw. Creo que tengo la colección completa de Culture Club en Vinilo. Al de Sonia, lo regalé, me dió verguenza ajena. jejjejeje

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  3. <3 asique donde quedan Miranda y los Scissor Sisters en todo esto?

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  4. Igual, no me digas que si escuchás a Sonia no se te mueve la patita... :D

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  5. Claros herederos. Es más, los Miranda generacionalmente, están más cerca mio, mamaron esto ( y Virus y Abuelos).
    Los Scissors tienen un cierto desajuste por el hecho de ser norteamericanos, pero podes trazar los paralelos de todos modos.

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