El último
par de años se ha puesto muy de moda
seguir series inglesas. Esto es
producto de varios factores, tales como el acceso online a contenidos que antes
no se podían alcanzar, el crossover internacional del clásico inglés Dr Who, las innovaciones de la serie Sherlock y el éxito inesperado en todo
el mundo de Downton Abbey.
La calidad
de las series inglesas, de la BBC pero también de otras cadenas, es indudable
desde hace mucho tiempo, ayudadas además por ciertas
libertades que se toman con su estructura y que generalmente no se
extienden demasiado (el ya mencionado fenómeno Dr Who debe su longevidad a que justamente cada temporada o grupo
de temporadas, lo que los ingleses llaman series, tiene radicales cambios creativos). Así que en
buena hora este descubrimiento/redescubrimiento, aunque lamentablemente, salvo excepciones, como el mencionado universo Who,
no se extiende a buscar otras joyas recientes de la TV británica.
En
particular quería detenerme sobre dos a las que suelo referir y que siempre
prometo reseñar más en profundidad y nunca lo hago: Life on Mars y Ashes to Ashes.
Las referencias a las canciones de David Bowie no son casuales.
Life on Mars empezó en el 2006 y partía de una premisa de
high concept: el detective de policía SamTyler, víctima de un espantoso
accidente, se despierta en 1973, con sus recuerdos intactos. Siguen
complicaciones. Lo que en papel es una idea que a lo sumo daría para una película
de dudosa calidad, en realidad no era más que una excusa para ir mucho más allá
de la premisa de “fuera de lugar” (que está presente en todo momento, no crean
que es ignorada, y la visión 2006 de Sam sobre Inglaterra 1973 no tiene
desperdicio), presentando a un rico elenco que se transforman en los compañeros
de Sam como policía en 1973 (probablemente lo que más requiere la suspensión del
descreimiento aparte del 2006/1973 es que Sam pueda tan convenientemente insertarse
en la nueva realidad) y el recorrido emocional de Sam desde “necesito irme de aquí”
hasta “tal vez aquí no sea tan malo” y el final propiamente dicho del recorrido
(mas sobre esto un poquito más adelante). Este grupo de policías de Manchester están
liderados por el carismático y bestial Gene Hunt, un exponente de todo lo
peorcito que tenía la policía local en esos años; sus segundos, el violento y misógino
Ray y el poco brillante Chris; y la dulce Annie, una de las precursoras del
departamento “femenino” de la policía.
Mezclando
en iguales partes el elemento ciencia ficción (con la angustia de Sam de
saberse fuera de lugar), policial ‘de procedimientos’ y acida observación social
de época, la serie se completa con una selección musical de la época exquisita,
que da perfectamente la ambientación de tiempo y lugar, empezando por la canción
de David Bowie que le da nombre (Sam venia escuchándola en su coche al momento
del accidente). A esto se suman detalles tales como la violencia hooligan en el
futbol de la época, la corrupción policial, la decadencia industrial y general
de Inglaterra en los 70, los crecientes conflictos raciales (la novia de Sam en
el 2006 es de origen Indio, así que la visión multicultural a una realidad
pre-multiculturalidad es muy rica) y la paradoja de Sam, que tenía unos pocos
años en el 73, lo que lo hace creer que tiene que resolver un asunto pendiente
de su niñez y que para eso fue transportado a esa era.
Mars duró dos temporadas, la primera más basada en
el “que hago acá?” de Sam, la segunda inicialmente más policial… hasta llegar
al final. No voy a tirar un innecesario spoiler, suficiente con saber que la
serie tiene uno de los finales más FINALES y perfectos de cualquier serie,
coherente con el argumento, con los personajes, con todo. Y nuevamente, el
perfecto uso de la canción que le dio el nombre.
Con lo que
no contaban los creadores de la serie era con la popularidad que iba a tener, y
en particular el personaje de Gene Hunt. Ante el desafío de continuar sin
arruinar lo que había venido antes, lograron una interesante solución de
compromiso: retomar a los personajes “73” en otro momento. Y para hacerlo, una
historia en la que a otra persona la sucede algo similar a Sam, siendo
transportada hacia atrás en el tiempo, pero en este caso, a 1981. La
transportada es la psicóloga policial Alex Drake, que además, como para
profundizar la confusión, había conocido a Sam en el 2006. El nombre de la
serie: Ashes to Ashes. David otra
vez.
Astutamente,
no intentaron duplicar exactamente a Mars,
y las similitudes se terminan en el viaje en el tiempo y las presencias de
Gene, Chris y Ray, a quienes se les agrega un nuevo personaje, la agente
Shazzer, que da cuenta de la evolución del rol de la mujer del 73 al 81 (aunque
no suficiente evolución para los ojos 2006 de Alex). Pero el tono general de la
serie es más liviano, especialmente a medida que avanzan los episodios, tirando
por momentos a la comedia, y poniendo énfasis en la tensión sexual entre Alex y
Gene (que el aterrizaje de Alex en 1981 sea vestida de prostituta no ayuda). El
cambio de tono se debe a varios motivos: por un lado, Gene es ahora más protagónico; Keeley Hawes, que interpreta a Alex, no tiene nada del peso que John Simms (Sam)
le ponía al personaje; y los ochenta, en virtud de ser los ochenta, y en los
albores del thatcherismo, se prestan más para la chacota.
Si preguntan quienes protagonizan Ashes to Ashes,
hay que decir que son justamente los ochenta. La estética y la música de la época
son tan características, y para los que la apreciamos especialmente, cada
secuencia es una sorpresa que despierta una sonrisa. Un poster de Adam Ant,
unas hombreras y una permanente, una visita al Blitz con Boy George atendiendo
el guardarropas, una referencia a Kim Wilde en la Smash Hits, un temprano hit
de Wham!…
Otro cambio de la serie fue hacer que cada
temporada transcurra en años consecutivos, con los cambios de estilo, música y políticos
asociados (de mas esta decir que 1982 es de especial interés para los que
estamos de este lado del mundo…), y también con arcos temáticos diferentes: la
primer temporada es sobre el drama personal de Alex, su incorrecta relación con
su madre en el pasado/presente y algo horrible que le pasó asociado a la canción que le
da el nombre a la serie. La segunda temporada es más sobre la dinámica Gene/Alex
y el trasfondo de la guerra. Y la tercer temporada…
Bueno, la tercer temporada tiene por concepto
de alguna manera cerrar (y tal vez volver a abrir) a ambas series, dando una explicación,
discutible, sobre qué pasó y donde están Sam y Alex, y de paso dando un “origen
secreto” de Gene y el resto de los personajes.
Este no es el final de Life on Mars en cuanto a su peso, pero no por eso menos
interesante, y por lo menos sirve para iniciar la conversación.
Son dos series, pero se pueden ver por
separado, verlas ambas le agrega un plus especial. Mezclan géneros y registros. Requieren paciencia
y atención. Pero son súper recomendables.
Nota: Life
on Mars fue pobremente re hecha en los Estados Unidos, a pesar de ciertos
aciertos de casting (Jason O’Mara, Harvey Keitel, Michael Imperioli) y con el
mismo nombre, por lo que no se confundan. Hay también una remake española, La Chica del Ayer , y una rusa, The Dark Side of the Moon, de las que no
puedo dar cuenta por no haberlas visto.
A esta la tenés http://en.wikipedia.org/wiki/Beautiful_People_(UK_TV_series) Bueniiiisima !!
ResponderBorrarVi Life on Mars gracias a John Simm, después de haberlo visto en Doctor Who consideré que tenía que verlo en otro papel. Empecé a ver la serie con ciertas dudas, dudas que se evaporaron desde el primer minuto. Es una de las mejores que he visto.
ResponderBorrarEs una serie genial, en mi opinión y lo que la hace tan buena, en parte, es su relativamente corta duración. Demostrando una vez más que la calidad supera a la cantidad.
De Ashes to ashes no puedo hablar porque todavía no la vi, pero después de leer tu reseña estoy segura de que no me va a decepcionar.