martes, 27 de agosto de 2013

Comics de superheroes: el estado de adolescencia continua

El fin de semana, Warner Bros. confirmó que para la próxima película de Superman y Batman el papel de este último va a ser interpretado por Ben Affleck. Acto seguido, la internet se rompió en dos. 
No voy a utilizar esta nota para discutir ese casting en particular (no me gusta, del mismo modo que no me gusta nada de la estrategia cinematográfica de DC/Warner) sino algunos de los motivos que generaron este casi unánime rechazo y como se ponen en contexto con la cultura comiquera en general. 
Mucho del problema con este casting de Batman, o cualquier casting de Batman para el caso, es el sentimiento de propiedad que los fans tienen con el personaje, que va más allá de un simple “me gusta”: los fans de Batman defienden al personaje y la mitología que lo rodea basándose en una simplista excusa de “realismo” (que ya me tomé el trabajo de comentar en otro lado) que no es más que una racionalización para un cierto tipo de identificación aspiracional (más sobre identificaciones masculinas con personajes de ficción se pueden leer en esta otra nota). Resumiendo: un pensamiento del tipo “Bats podría ser yo”, que tiene como corolario “Ningún actor es lo suficientemente bueno para serlo”. Este pensamiento algunos lo consideran infantil, pero en realidad es típicamente adolescente, y es sobre eso que quería escribir, sobre el estado de adolescencia continua de los comics y la parafernalia que los rodea. Va una perlita más: si nos tuviésemos que atener al supuesto realismo, una pelea Superman versus Batman tendría que durar milisegundos, con Bats en coma profundo por choque contra la fuerza inamovible. Fin de la historia. Pero no, al igual que en ya incontables historietas, la expectativa es que Batman de pelea y hasta probablemente la gane o termine en un digno empate. Ehhh… no. ¿Por qué esto? Porque en la realización del deseo adolescente masculino, el “normal” (si, el archimillonario entrenado por ninjas es el normal en este escenario) puede vencer al superior (el alienígena invulnerable y súper fuerte, no nos olvidemos) solamente porque...así lo desean.
Si pensamos en un escenario de conflicto adolescente como aquel de los nerds (estudiosos, poco populares, interesados en, entre otras cosas, los comics) y los jocks (deportivos, pero antes que nada, físicamente superiores), es de esperar que el nerd desee vencer al jock, por lo menos en el terreno de su imaginación. Estos son lectores, pero también son la mayoría de los creadores de los comics y películas acerca de ellos, que a partir de aproximadamente los 70, son los locos que tomaron el manicomio. 
Y no es casual que pensemos en los 70, porque si me preguntan si los comics alguna vez fueron infantiles como para pasar a adolescentes, y si alguna vez van a llegar a la edad adulta, tendríamos que ver por donde andarían los comics de los años 70. Esto me da pie para mi TEORIA COMPLETAMENTE ARBITRARIA SOBRE LAS ERAS DE LOS COMICS (por lo menos los comics norteamericanos de superhéroes, que son los que aquí nos ocupan).
Si consideramos que el medio/género nacieron en algún momento a fines de los años 30, tendríamos que decir que esa fue la infancia, pero no: varios factores (la guerra, la edad de los autores de la época, la categoría de ‘adolescente’ aun no completamente implementada, la influencia de la ciencia ficción), digamos que durante los 30/40 y primeros 50, la llamada “Edad de Oro” de los comics, a fines de mi teoría del desarrollo, aún estaban en una etapa embrionaria, una especie de prehistoria. La verdadera infancia es la Edad de Plata, la que empezó en 1956. Piensen en esos comics, de líneas puras, colores saturados, conflicto maniqueista del bien y el mal, súper mascotas, versiones infantiles de los personajes… el mundo visto desde los ojos de los niños. Esta infancia no se desarrolló del mismo modo en DC y Marvel: mientras que DC era el grandulón que todavía mojaba la cama cuando ya tendría que tener más control, Marvel era la chica que tenía tetitas a los 11 años, entrando de lleno en una especie de pre adolescencia, donde se coqueteaba de igual modo con los elementos infantiles como los de la adolescencia propiamente dicha.
La adolescencia llego como les decía antes con la nueva generación de escritores y dibujantes, que ya habían crecido con una dieta de comics y que venían a jugar con los chiches de su niñez, pero como adultos. El Batman de O’Neill y Adams es adolescente, y el que aun hoy todos “quieren ser”: serio, nocturno, sin sentido del humor, preparado hasta lo imposible, y por sobre todas las cosas, infalible. Todo lo que el adolescente no es pero quiere ser. Del lado de Marvel, no tan casualmente es cuando renacen los X-Men, con su angst de adolescencia y el ‘aspiracional masculino’ propio en la forma de Wolverine.
¿Cuándo se sale de la adolescencia?, les escucho preguntar. Bueno, justo ahí está el problema, porque tal como los peloduros de 30 años que siguen viviendo con sus padres, los comics NUNCA salieron de la adolescencia, ahí se quedaron.
¿Cómo, me van a decir? ¿Y los 80? ¿Y el Dark Knight, Watchmen, Gaiman y Moore? Bueno, vamos por partes.
Gaiman y Moore, los escucho… ya no son adolescentes. O sí. Son post-adolescentes que van a la universidad. ¿Vieron al pibe que cursa dos materias del CBC y nos tiene que demostrar TODO lo que sabe? Y ojo, no dudamos que lo sabe, pero es la necesidad constante de demostrar que lo sabe, que es más inteligente que nosotros. Moore y Gaiman, especialmente en esa época, nos tiraban TODO encima, siempre con un guiño de “vieron la que les tiré, no?” y con una actitud de “... y si no la agarraste…”. De hecho, el día que se graduó de la universidad, el bueno de Neil se puso a escribir libros de en serio, y vuelve a los comics cuando tiene ganas de tocarla un poco a la piba que nunca salió del secundario. 
¿Y Miller? Miller es la raíz del problema. NADIE es más adolescente que Miller. Él nos dio al “Bats cachetea a Supes” en primer lugar. Él es que considera “adulto” dibujar una mina en tetas. Él es el que mide madurez en cadáveres e hiperviolencia. No, nada en Miller es adulto, es la peor clase de perpetuación adolescente. 
Con 25 años de atraso, las pelis de superhéroes están hoy donde los comics estaban en 1986, y mantienen la audiencia de los que se niegan a salir de su adolescencia y la de los adolescentes cronológicos, que como dice Mirtha, siempre se renuevan.
Mientras tanto, en el 2015, nos vamos a tener que bancar que Ben Affleck lo cachetee a Henry Cavill. Porque esa va a ser una película “realista”.  



1 comentario:

  1. Jaaa muy bueno espero Henry ponga en su lugar a Ben Noooooooo Ben nooooooo nooooooo despues de Dark Knight serie , espero me equivoque pero q futuro puede tener ESA pelicula con Affleck

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