"I loved you!"
Había
decidido no hacer comentarios “episodio por episodio” de Homeland esta temporada, no porque considere que la serie no lo
merece, si no porque, al contrario, el estilo narrativo y la inmediatez que la
caracterizan me iban a hacer imposible postear las actualizaciones a tiempo
como para que fueran relevantes. Verán,
estas cosas toman tiempo y trabajo, y un resumen de episodio de Homeland con 24 horas de retraso,
probablemente ya no sea noticia.
Porque más
que ninguna otra serie, ni de las actuales ni de las que tenga memoria, está
jugando con las herramientas a su alcance de manejo del tiempo, de la intriga y
manipulación de las convenciones del género que harían que determinadas cosas
fueran “previsibles” con mas maestría. Como dice mi colega comentarista en The AV Club, tal
como el jazz de la secuencia de los títulos, también la música favorita de su
protagonista Carrie, uno puede saber cuáles son las notas que van a sonar, pero
nunca estamos seguros ni dónde ni cuándo. Si a esto agregamos el ensamble de
virtuosos que las están interpretando, tienen el equivalente televisivo de Bitches Brew o algún otro clásico del
jazz que rompe el género en mil pedazos creando un nuevo estándar en el
proceso.
Lo
interesante que está sucediendo en esta segunda temporada de Homeland es que cuando todos creíamos que
los guionistas se habían metido en un callejón sin salida con la historia que
no podía más que tener un final después de 13 episodios, encontraron la manera
de continuar. Y no solo eso: en cada uno de los cuatro episodios que vimos
hasta ahora, en algún momento pensamos “ah, por acá va a ir el resto de la
temporada”, solamente para demoler en los primeros cinco minutos del episodio
siguiente todos nuestros preconceptos.
Si están mirando
esta temporada, y sin entrar en detalles específicos sobre la trama, ya se habrán
dado cuenta que con lo que otros creadores menores tirarían por 7 temporadas
esta gente hizo cuatro episodios, donde en cada uno nos quedamos con la sensación
de “y ahora que más puede pasar?”. Estamos tan programados para la “vuelta de
tuerca al final” (de la película, de la temporada de la serie), que cuando
dicha vuelta de tuerca sucede a los 14 minutos del episodio 4, nos quedamos sin
aliento.
Claro que
la serie no es perfecta, hay varios detalles en la historia de Brody que no
resisten un análisis demasiado profundo, pero están jugados con tal maestría
que estamos dispuestos a dejarlos pasar. Porque además hay algo tan creíble en
Damian Lewis, algo tan… humano cada vez que le tiran una volea que no puede
agarrar, que estamos constantemente esperando estos momentos (y realmente, si
Abu Nazir no lo mata de un disgusto, seguramente será alguna de las mujeres en
su vida, ya sea su cada vez mas desconfiada esposa Jessica, su hija Dana y todo
lo que sabe que no tendría que saber, la peligrosa Roya y su aun más peligroso
juego de agente encubierta. O Carrie,
claro) para ver cómo reacciona.
Y si Lewis
tiene la oportunidad de brillar cada vez que se encuentra en alguna situación que
cree que no va a poder controlar, es Claire Danes la que se lleva puesto cada
episodio, que por cada llanto que nos pueda hacer pensar en sobre actuación,
nos tira una sonrisa maniaca como la del episodio 01 de la segunda temporada
(justa y oportunamente titulado “La sonrisa”) que nos muestra que si hay algo
exagerado es porque la actriz decidió que es parte de la patología de su
personaje y es INTENCIONALMENTE exagerado.
Miren la secuencia del “regreso a casa” de los últimos diez minutos del episodio
3 para ver el rango completo de una actriz, pasando de la desesperanza a la
actividad maniaca, al quiebre, a la depresión total, para remontar nuevamente
en un instinto de supervivencia y de disimulo que nos recuerda porque Carrie
siempre fue tan buena espía como se nos dice que fue y culminando con el
alivio, alegría y terror de confirmación cuando Saul finalmente le muestra el video. Bipolaridad de ciclado rápido
para el personaje, calidad y precisión de la actriz que lo interpreta.
Y claro, si
estos dos solistas son brillantes, no se imaginan en contrapunto. Juntar a
Carrie y a Brody, es televisivamente brillante, pero a nivel de la narración una
bomba de tiempo, y Danes y Lewis nos dan
la mejor escena de “tragos en un bar” desde Don y Joan hace unos meses.
El resto
del elenco gira alrededor de estos dos jugadores, pero cada uno aportando algo
propio: Saul como el único pacificador que puede mantener unidos a elementos
tan diversos como una agente con un trastorno mental importante con la agencia
central de inteligencia; Estes que se niega a dar el brazo a torcer sobre los
acontecimientos que rodean a todo este fiasco hasta que los acontecimientos
mismos se le caen encima; Jessica que cuando cree que finalmente es su turno de
que le pase algo bueno termina embarrada por los errores de su marido (Morena
Baccarin se está robando la serie con su talento y su belleza) y Dana, de quien
se espera que se comporte como la adulta que conoce todos los secretos cuando
en realidad es una adolescente que tiene que decidir entre dos potenciales
noviecitos.
Como dije cuando comente la temporada 1, si no están mirando esta serie, mírenla (empezó esta
semana la temporada 2 en FX para Latinoamérica), no prometo hacer el “episodio
por episodio”, mas cuando me voy a perder de ver ‘en vivo’ los próximos dos
episodios, pero si comentar de vez en cuando pase algo que me deje los pelos de
punta, como el s02e04, los mejores 40 minutos de adrenalina televisiva que se
me puedan ocurrir.
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