“I am drawing a fifty-mile radius around this house
and if you so much as open your fly to urinate, I will destroy you!”
En la sexta
temporada de una serie que presta tanta atención a sus personajes, y aun mas,
una que ha sido tan sobre analizada como Mad Men, uno no espera descubrir o
conocer nuevos detalles sobre sus protagonistas. Mucho menos cuando se trata de
Don Draper, el foco absoluto de atención, de quien descubrir detalles de su
pasado fue el juego central por mucho de las primeras tres temporadas. Hubo
algo, a partir del momento en que casi todas las revelaciones salieron a la
luz, culminando con el enfrentamiento con Betty en The gipsy and the hobo en la
temporada 3, que nos indicó “esto es todo lo que necesitamos saber de Don para más
o menos entender por dónde viene la cosa”. Eso abrió la puerta también para
otro tipo de historias y para otro tipo de relaciones: pensemos en Megan
teniendo claro Dick Whitman y Anna desde el minuto uno de la relación como para
ver cómo, sin cambiar la esencia de un personaje, se lo puede hacer crecer un
poco.
Con esto lo
que quiero decir es que no necesito otro flashback al pasado de Don para
entender cómo trata Don a las mujeres, especialmente cuando la última palabra pareció
estar dicha en el ya clásico The Other Woman. Es más, me atrevería a decir que
hay cosas en este episodio que hasta contradicen lo que parecimos entender el
año pasado: ¿en qué quedamos, para Don todas las mujeres son putas, o no? Su
defensa de Joan nos indica que no, pero darle el dinero a Sylvia… es
inexcusable del mismo modo en que fue el tirarle el dinero en la cara a Peggy en
ese mismo episodio. Y en ese caso, la historia estaba llevándonos en una dirección
determinada.
Pensándolo
bien, mucho de este episodio es una secuela directa de The Other Woman: las
historias de Peggy en su nueva agencia, el desagradable encuentro de Joan, y
hasta Megan como un “cuerpo objeto” que
no le conviene embarazarse. Y por supuesto, Herb, el desagradable Herb que
claramente maneja todo con la estrategia “bájense los pantalones y abran las
piernas”. Claro que esta vez fue el turno de Don de, sutilmente, mandársela a
guardar.
Y si se
pide a los personajes que se prostituyan, ya sea literal o metafóricamente, el
facilitador es siempre Peter Campbell. Pero el deporte favorito de los
televidentes de Mad Men es ver a Pete intentar ser un HDP impecable como Don,
para que le salga todo mal en el fondo. Ya sea ponerse en cuatro (una vez mas)
por Herb, o intentar transformarse en un “ladies man”. Entra por el foro Trudy Campbell, que podrá parecer
Betty Draper, pero claramente no lo es, y marca el territorio con una fiereza
que salva todo el episodio por su entereza, energía y fortaleza. A Trudy
pertenece nuestra cita arriba de la foto, espero nada más que el nuevo status
quo de ese matrimonio no signifique menos apariciones de la siempre disfrutable
Allison Brie.
La historia
de Peggy supongo que es la ruta para un enfrentamiento directo de su historia,
aparentemente aislada de la del resto de los personajes, con la de SCDP. Ya sea
por el conflicto de intereses o porque eso es lo que finalmente lleva a cierto
tipo de colaboración entre agencias. Y si bien ahora entiendo mejor el objetivo
de mostrar la amistad entre Peggy y Stan, espero que no sea el único motivo
para mantenerlos cerca. Peggy es también uno de esos personajes que pueden
intentar ser Don, pero que no juegan con las mismas ventajas, en este caso, por
el solo hecho de ser mujer (aunque el paralelismo de secretarias
Phyllis/Dawn logro sacarme una sonrisa,
y aunque obvia, la observación de Phyllis sobre el largo camino recorrido por
la Señora Olsen fue un lindo detalle).
Por todo lo
estático que fue el debut de la serie la semana pasada, en este episodio pasan
un numero de cosas que mueven la historia hacia adelante, tal vez demasiado rápido.
Dicen los observadores que es un reflejo de la época y que es un modo de mostrar como 1968 se le
vino encima a los norteamericanos (todas las noticias sobre la guerra que
enmarcan el episodio claramente apuntan a eso). Sólo espero que signifique también
que vamos a tener resoluciones más breves a algunas historias, más allá de los clásicos
“grandes temas”.
Algunas
observaciones al paso:
- A esta altura, me resulta difícil concebir un episodio de Mad Men que pueda llamar malo, pero, como en cualquier serie, aun aquellas en el pico de sus poderes creativos, hay episodios más fuertes que otros. Este realmente no terminó de impresionarme y podría decir que salvo en lo concerniente a Trudy y un par de otras escenas asiladas (el “he’s here” de Joan es oro puro) está de la mitad del ranking para abajo.
- Y volviendo a esa escena de Joan: Joan, al igual que nosotros, cree en la dignidad de Don después de The Other Woman, ¿por qué la escena de Sylvia, entonces?
- La mímesis Pete-Don, por si no queda clara en el comportamiento, se refuerza siempre por los ambientes que habita: no sólo es la casa de los Campbell un calco de la Maison Draper en Ossining, el departamento en la ciudad es igual al departamento de Don separado.
- Si bien Marie Calvet lo había dado a entender el año pasado, fue interesante el reafirme católico de Megan ante Sylvia. Estas dos mujeres tienen mucho en común, y es probablemente la primera vez que una amante de Don tiene una relación tan cordial con su esposa. De la misma manera que Don logró superar la culpa de chica judía de Rachel, veremos si puede hacer lo mismo con la culpa de chica católica de Sylvia.
- En la lista de cosas que queremos ver este año: una escena del teleteatro en el que trabaja Megan. Suena divertido.
- Ok, ¿Bob está en todas las meetings ahora? Ni siquiera Lane era tan presente. Muevan la historia de Bob, sino simplemente queda descolgada.
- “This didn’t happen”. El lema de Don no cambia.
A mi me gusto mas que la premiere. Me encanto Trudy, no esperaba la implosion del matrimonio Campbell tan temprano en la temporada, se nota que van llegando al final y hay que apurar las historias. Y me encanto Peggy como siempre, fue tan saludable para el show que haya salido de SCDP.
ResponderBorrarNo concuerdo con tu observacion de Don. Su relacion con las mujeres es complicada y contradictoria, y si bien habia mencionado que habia crecido en un 'quilombo', nunca lo habiamos visto. Ver a tu madrastra embarazada de tu medio hermano teniendo sexo con el cafiolo agrega una capa (mas bien, un balde) de mierda a esa herida abierta caminando que es Don.
Ojo, coincido plenamente que tuvimos el mejor momento Trudy en seis temporadas (solo comparable a Close the door, take a seat), pero el tema Don me tiene completamente cansado.
ResponderBorrarA mi me cansa su infidelidad, y sinceramente espero que ese affair "con la vecina de abajo" le explote en la cara en los proximos capitulos y no en el fin de temporada.
ResponderBorrarTambien me cansa mucho Megan, y con este tema del aborto "espontaneo" la han hecho mas desagradable a mis ojos. Ella menciona el jetlag, pero que hay del porro, chupi, sexo y baile en Hawaii? Seriously Megan?!?
Un interesante analisis sobre la "likeabilidad" de Don tal como esta al ep 01 de la temporada: http://www.hollywoodreporter.com/bastard-machine/mad-men-is-don-draper-435711
ResponderBorrarYo digo que Sylvia se suicida al no poder manejar la culpa no sólo de ser amante de Don, sino de ser "amiga" de Megan. Esto trae algún tipo de culpa con Don (que por ejemplo, vueve a la vida nocturna MAL, al chupi, etc) destruyendo por completo su matrimonio.
ResponderBorrarYa quiero ver la nueva temporada, cada vez me sorprende más esta historia. Mad Men es una historia increíble, que te hace analizar una sociedad consumista que no ha cambiado.
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