"OK"
A ver, nos ponemos de acuerdo en algo: Mad Men NO ES House of Cards. Tampoco es Game of Thrones. Jim Cutler al margen, nadie tiene grandes planes de tomar el trono y matar y/o hundir a sus rivales. Don Draper diciendo un simple “OK” a la serie de condiciones bastante desfavorables que los socios de SC&P le imponen para volver a la agencia (¿que duele más, no poder tomar en horas de trabajo, o trabajar para Lou?) no es parte de un plan maquiavélico para regresar, vengarse y tomar el poder (aun si eventualmente este es el resultado final de los eventos de este episodio): Don es un hombre que sin su trabajo, por lo que vimos, es el resto de un sujeto, alguien sin propósito, que se tiene que obligar a salir de la cama y disfrazar de ejecutivo para recibir visitas en su casa. Don, sinceramente, QUIERE volver, por él mismo, aunque pudiese parecer que lo hizo por Megan, no importan las condiciones. Y si ponemos lo que sabemos de episodios anteriores junto con esas condiciones, probablemente más que una serie de metas imposibles, los “12 pasos” que le impusieron son casi un camino a la curación.
Como el regreso de Peggy a SCDP la temporada pasada, era un hecho que eventualmente Don iba a volver, lo que no quedaba del todo claro eran las circunstancias y las consecuencias, que por ahora tampoco vamos a conocer – este es uno de los episodios más “de transición” que recuerde de la serie, que siendo que la temporada va a contar con 7 eps nada más, hasta tiene sentido -. Mientras tanto, tenemos las reacciones del resto de la agencia, desde las previsibles (Lou esta entre indignado y aterrado, y saca su contrato como escudo, Jim Cutler y Bert Cooper lo quieren afuera YA), hasta algunas sorpresivas (independientemente del respeto profesional que le tienen, se nota genuino afecto por Don de parte de la mayoría del equipo creativo masculino de SC&P, especialmente Ginsberg). Si quiero detenerme en las reacciones de dos personajes clave que en otro momento hubiesen sido aliadas naturales de Don: Peggy y Joan. La relación de Don y Peggy está dañada a un grado que no se si tiene arreglo (aunque si pudo emparchar las cosas con Sally, por qué no con Peggy…), ya desde la gran discusión que la llevo a Peggy fuera de la agencia, y obviamente luego de quedar pegada como peón en el medio de la lucha entre Don y Ted que terminó con Peggy sola y Ted en LA. Entonces, Peggy no acercándose a Don inicialmente y su frio comentario más adelante, no tendría que sorprendernos. Sí que por una vez en la vida, parece que para el personaje es más importante su vida personal que profesional: Don de vuelta significaría de algún modo retomar su estatura dentro de la agencia y salir de la sombra de Lou, pero es Don-que-me-alejó-de-Ted, y entonces no se lo perdona.
Lo de Joan es mucho más rico y complejo, y se puede leer como la culminación del proceso de Joan en asumirse como la mujer con poder que realmente es: las acciones de Don dañaron a la agencia y por tanto a su patrimonio; arruinaron las relaciones con los clientes, y Joanie ahora es una persona de cuentas y eso le trae problemas. En cualquier otro momento, Joan hubiese sido el puente para el regreso de Don, pero como su frio apretón de manos para recibirlo y las “nuevas condiciones”, que tienen su estilo de expresión por todos lados, esta vez está más cerca del eje Cutler-Cooper que de Roger (y Pete, que de estar presente hubiese votado por el regreso inmediato incondicional también. Ni hace falta que pensemos que hubiese votado Ted). Me interesa ver hacia dónde va esa dinámica.
El resto del episodio, y su nombre de “viaje de campo” apuntan al status de las dos señoras Draper. Hay algo que une a esa dos historias en cierta manera también: el llamado del agente de Megan a Don pidiendo ayuda pero también “reportando” su comportamiento remiten directamente a las llamadas al psiquiatra de Betty en la primer temporada, y a como estar con Don inevitablemente es ser “la mujer de”. Claro que a Megan le gustaría pensar que ella es su propia mujer, mientras que Betty está más que cómoda en ese rol, cuando hasta la mismísima Francine (¡Francine!) ya cayó en la cuenta que “madre y esposa” es bastante insatisfactorio como modo de vida. Especialmente cuando no necesitamos a su dialogo con Bobby para saber que es una madre horrible. Lo que cambio, un poquito, es que por lo menos, a su manera, lo intenta y tiene un momento de auto percepción de la situación. Espero que esto también sea una transición hacia una historia mayor y no quede acá nada más.
En conclusión, Mad Men no deja cliffhangers, pero esta semana nos dejó con ganas de ver que es lo que sucede la semana que viene.
Algunas observaciones al margen:
- Esta es la primera aparición de Francine en años, con la siempre disfrutable Anne Dudek. Por todo su trajecito con pantalones y trabajo satisfactorio, también nos enteramos que sigue casada con Carlson, cuya infidelidad años atrás fue lo que precipitó el cambio de actitud de Betty hacia Don.
- Betty y Francine son el ejemplo grafico de “Frenemies”. Pero claro, con Betty, ¿Qué otra actitud se puede tener?
- Primera aparición de Harry este año. Me resulta interesante que al igual que Pete, Harry es de los pocos que siempre miran hacia el futuro: fue el primero en identificar y ponerse a la vanguardia en temas de televisión, y ahora ya identifico como una computadora reposicionaría los servicios de la agencia para el resto del siglo XX. Al igual que Pete y otros visionarios, su falla es la manera en comunicar esa visión.
- Leyendo a Sepinwal me entero que la película que Don está viendo en el cine se llama Model Shop y trata sobre el fracaso de la relación de un tipo con una actriz. Aun sin tener ese dato, esa persecución a una mujer en un convertible en una ciudad que claramente es de la costa oeste de Estados Unidos ya nos dijo todo lo que teníamos que saber sobre el estado mental de Don.
- Entre todos los indicadores de extrañeza de Don al entrar a la oficina, creo que el que más me gustó fue el de sorpresa al ver el nombre de Dawn en la puerta de una oficina. El diálogo telefónico que tuvieron más temprano nos indica que la modesta Dawn no se tomó el trabajo de informar a Don sobre su nuevo rol.
- Muestra número 100000 de que Lou está quedado en el tiempo: no encuentra la utilidad para un storyboard.
- Joan tiene botas Bert, no molestes.
No creo que Don se deje humillar sin razón alguna, no creo tampoco que quiera "vengarse". Simplemente pienso que él toma esto como un desafió personal, para demostrarse a si mismo que aun es capaz de brillar por sus virtudes, si estuviese tan desesperado por volver al trabajo hubiese entrado a otra agencia, ya que las ofertas no faltaban, hay algo en Don que le empuja a reinventarse en el mismo contexto que lo vio nacer como Draper, aparte que tampoco quiso dar su brazo a torcer antes los demás socios, ya que todos tenían la expectativa de que iba a decir que no. La historia de Dick/Don es la de avanzar sin importar las dificultades, es la de sobreponerse ante lo adverso, con esta nueva oportunidad quiere dejar en claro que aun es un hueso duro de roer y que su genialidad creativa aun tiene algo que decir.
ResponderBorrarNo estoy de acuerdo. Recuerden que la serie agoniza, no estamos hablando de la primera o segunda temporada en la cual aún habría tiempo de reinventar un nuevo Draper. Estoy convencido de que lo que se nos va a mostrar a partir de ahora es la caída al vacío de Draper. Primero su humillación y degradación jerárquica en la agencia delante de todos aquellos que hace muy poco eran sus subalternos, y después, el derrumbe del hombre. Tal vez la caída definitiva en el alcoholismo, la ruptura con Megan o vayan a saber qué más cosas. Recuerden que la entradilla de la serie es Draper cayendo desde lo más alto, se trata de gestionar esa caída e ir atando los cabos sueltos en los pocos episodios que quedan. Yo no descarto a Draper yendo a una comisaria a confesar su deserción y la usurpación de personalidad, pero, quizá, en el momento de hacerlo, una media sonrisa de paz y liberación se pose en su rostro duro borrando el rictus de amargura que le ha acompañado durante toda su vida. Entonces sí, me levantaría del sofá y empezaría a aplaudir delante del televisor. Veo que tampoco se va a ver cumplida mi deseo de contmeplar una escena sexual, tórrida, apabullante, incandescente, entre Joan y Don con Roger de imprevisto testigo. Estaría muy bien creo yo, demasiado bien.
ResponderBorrar¡Interesante comentario acerca de Mad Men, creo que cada quien va a tener una opinión diferente y al final lo importante es que si te gusta la serie la disfrutes y si no pues no la veas y listo!
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