lunes, 15 de julio de 2013

Cuadros en una exposición: algunos pensamientos originados por The Pacific Rim


Tengo un grupo de amigos con el que vamos al cine un par de veces al mes, y el placer de la salida actualmente supera a las ganas específicas de ir a ver una determinada película o no. Es decir, estoy viendo películas que no siempre hubieran sido mi primera opción. Generalmente cuando veo una de estas películas que no estaba anticipando, más allá de estar abierto a la sorpresa, mientras la estoy viendo mi pensamiento es “vale la pena escribir un comentario de esto en el blog, o no”. En vista de los pocos comentarios de películas que hago, podrán ver que la respuesta suele ir más por el lado del “no” que del “si”.
Ante la pregunta con respecto a The Pacific Rim, que vi el fin de semana, la respuesta fue un rotundo “no”, y si tuviera que escribir un comentario será breve: “Si no hay un jaiku o un jaeger en pantalla, la película es inmirable y no resiste el más mínimo análisis. Fin”.
Ojo, no quiere decir que no sea entretenida, o que esté mal hecha (sí que está mal escrita y mal actuada, pero supongo que es error mío por buscar buena escritura y actuación en un “tanque” del verano boreal), sino que no resiste ser pensada en profundidad.
Pero esta nota viene porque hay algo que Pacific Rim hace muy bien, especialmente en comparación con varias otras películas que podemos alinear en la misma serie. Verán, en The Pacific Rim, luego de 1 minuto de introducción, BAM!, empieza con la acción. Y hasta esa misma introducción (contando cómo y cuándo aparecieron los jaiku y que se hizo para combatirlos) contiene suficiente acción como para que uno se entretenga. Lo que PR hace es mantener al mínimo la EXPOSICIÓN.
La exposición es ese momento donde es necesario transmitir información que se supone es necesaria para la comprensión de la historia, los personajes o sus motivaciones. El tema es que la exposición, si bien necesaria, en general es una señal de mala escritura, y especialmente en los medios visuales (películas, series, pero también comics y otras formas gráficas), ya que  rompe con el precepto que tiene que regirlas: mostrar, no contar.
Si un narrador, de cualquier tipo, me tiene que tirar unos párrafos explicándome que está pasando, no está cumpliendo su función de narrar una historia integral. Si además, lo tiene que poner en voz de un personaje que me “cuenta” la motivación, pensamiento o historia detrás de la acción, estamos en problemas.
Si en estas películas de acción que duran dos horas y media, necesitás un monólogo para contarme cómo llegamos hasta ahí, o leer un párrafo de 500 palabras, estás haciendo algo mal. Se me viene ahora a la mente, por lo reciente, toda la secuencia en Krypton de Man of Steel, pero hay montones de otros casos. Nolan es especialmente afecto a sobre exponer, y por cada escena de “el Joker hace un golpe maestro en el banco” tenemos un monologo de 5 minutos, generalmente en la voz de Michael Caine, contándome un cuentito que le dio fiaca mostrarme. El “monólogo del villano que me explica su plan y motivaciones” es un tropo clásico, que tiene origen en las películas de James Bond, que justamente brillan por comenzar in media res en la acción... pero con un precio.
¿Por qué se recurre a la exposición, o mejor dicho, dejando a la exposición como recurso válido y necesario, a la sobreexposición? Se me ocurren tres grandes grupos de motivos:
  • No se entendió lo que mostré o conté por otros medios: en este caso, si el escritor se dio cuenta que no se entendió o no se va a entender, lo que tiene que hacer es volver, reescribir para que se entienda, no agregar un párrafo explicativo.
  • No había tiempo o presupuesto para mostrarlo y entonces lo tengo que contar: esta es un poquito más justificable. Hay casos donde agregar una secuencia explicando cómo llegamos a cierto punto agregaría al metraje innecesariamente, o significaría irse completamente de presupuesto (“y entonces sucedió el big bang, y los planetas se enfriaron, y …”). Claro que si estamos hablando de una película que costó 150 millones de dólares y que de por sí dura dos horas y media, tu problema no es falta de tiempo o plata, sino de talento. Una buena manera de sobreponerse a esto es por el lado de la comedia, con un efecto de romper la cuarta pared para explicar lo de otra manera inexplicable. En los años 80, mientras los episodios se iban de presupuesto y de plazo para emitirlos, Moonlighting escribió el manual de cómo hacer esto y que quede simpático en lugar de molesto, con Bruce Willis diciendo que dedujo quien era el asesino “durante el corte comercial” o Cybill Sheppard explicando las motivaciones de un personaje porque “el guion lo dice”.
  • Menospreciar al público: esta es una de las peores, y es un clásico Hollywoodense, donde los ejecutivos de los estudios creen que si no explican absolutamente cada detalle, el público se va a “perder”. Una sub especie especialmente nefasta de esto es el narrador omniscente que me cuenta lo mismo que ya estoy viendo en pantalla. Si una película empieza con “Yo tenía 15 años aquel verano en Milwakee que conocí a Ellen...” levántense del cine y váyanse. Nada bueno puede seguir a continuación.

Un buen ejemplo para contrastar el producto con/sin exposición son las varias versiones que se vieron a través de los años de Blade Runner, con o sin la narración de Deckard (también con o sin el unicornio, pero me voy de tema). De hecho, Ridley Scott es un buen ejemplo de mostrar más que narrar, y por esto mismo a veces se lo critica o quedan muy en evidencia algunos agujeros argumentales. Me viene a la cabeza la criticadísima Prometheus, que como dije en otro lado, me gusto muchísimo, y realmente, ¿acallaría las críticas una explicación sobre qué pasa durante y después de la auto operación de Shaw?
Claro que los peores ejemplos de exposición se suelen sufrir en el cine argentino, donde se mezclan todos los factores que ya mencionamos: mala escritura, falta de presupuesto, menosprecio de la audiencia.
Ya me extendí demasiado, así que no me queda lugar para mis opiniones sobre los comics que requieren una página de texto sin dibujos para explicar dónde estoy parado (y no, no me refiero a los recursos novelísticos de Watchmen o la Legion Giffen), así que probablemente ya tengo material para otra columna en el futuro cercano.



3 comentarios:

  1. LOL DURISIMO....pero a mi tb me gusta ir a ver pelis contigo sis :D

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  2. Pa mi Guillermo del toro esta pushing el aguante que le tenemos. Otra versión, más telenovela, podría ser que Del Toro le esta mostrando a Peter Jackson, que le terminó de dar el no a dirigir el Hobbit, "mira lo que mi productora de efectos puede hacer". Hacer un tanque de 180 millones de puro ego no cierra por ningún lado, pero sería divertido.

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